En un artículo de opinión que lleva la firma del periodista Claudio Gastaldi, el sitio Diario Junio califica peyorativamente como “culebrón” la dramática situación que le ha tocado atravesar a Cristina Escobar desde que se enteró que su hija -menor de edad- estaba retenida por un conductor de radio en un departamento de la zona norte.

Como Diario Río Uruguay ha sido el medio que dio a conocer la noticia y el que con mayor producción y responsabilidad periodística ha informado sobre el tema, consideramos que es oportuno hacer unas consideraciones al respecto.


I
El editorial de Junio comienza con un reproche al Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, acusándolo de no brindar “información oficial” sobre el caso. Una recriminación que, independientemente de su basamento, es periodísticamente debatible, ya que un medio no debería limitarse a publicar sólo “información oficial” que le envíen, sino que en la mayoría de los casos está forzado a recurrir a otras fuentes informativas -irrefutables y dignas de fe- para llegar a tener precisiones sobre algunos hechos. Sin perder de vista que una cosa es el relato de acciones concretas (en lo que se debe ser rigurosamente responsable) y otra cosa muy distinta es la libre opinión, que tiene como único condicionamiento ser intelectualmente honesta.

Pero no es ese el fragmento del artículo que motoriza estas líneas, el carozo de la cuestión es la calificación caprichosa de “culebrón” a la historia que tiene a una menor como víctima. Una apreciación que con claridad meridiana, este lunes advirtiera el colega Eduardo Díaz en su programa “Cuarto Poder” y que ofició de empuje a teclear esta opinión.

No hay que ser muy sagaz para deducir que el objetivo –indisimulado y transparentado- es defender la figura de Horacio Maciel, actual síndico de la Cooperativa Eléctrica y propietario de la radio donde a diario hacia su programa el “locutor” Gustavo Alfonzo, el hombre acusado de retener a la menor.

Pero por una reacción desmedida, diario Junio pierde de vista el aspecto neurálgico: hay una menor de 16 años que fue rescatada del interior de un departamento donde estaba retenida (y presuntamente sometida sexualmente) por un hombre mayor de edad. Por lo que reducir la historia a la categoría de “el culebrón Alfonzo”, es -como mínimo- un insulto que bastardea el drama que atraviesa la familia Escobar.


II
En lo que respecta a la situación del Síndico en el Consejo de Administración de la Cooperativa Eléctrica, es justo coincidir en que -de lo que se conoce de la causa- Horacio Maciel no está acusado de nada.

Sin embargo se debe rescatar que fue el propio Maciel, el que tres días después de conocida la noticia del rescate (publicada primeramente por este medio el 3 de noviembre) hizo declaraciones al matutino “El Sol”, donde se leía textualmente: “Horacio Maciel, Director de la emisora, deslindó responsabilidades de la radio en los delitos que se le acusa al conductor del programa ‘Con la soga al Cuello’ (Alfonzo), señalando que todas las actividades las realizaba fuera de la radio”. Ergo pues, fue el propio propietario de la emisora el que eligió hacer pública su posición ante el escándalo.

Ningún concordiense medianamente informado desconoce que Maciel es actualmente el Síndico (defensor de los intereses de los usuarios socios) en la Cooperativa Eléctrica, una de las tres empresas más importantes de la ciudad. Por lo que con esta actividad pública tiene aún mayor proyección que su actividad privada.

Es así que, Diario Río Uruguay publicó a fines de la semana pasada que algunos Integrantes del Consejo de Administración de la cooperativa reconocieron que les generaba “incomodidad” la situación por la que se veía salpicado Maciel y que dicho tema había sido analizado por la cúpula de la empresa.

La veracidad de esa información no necesita mayor confirmación que el propio artículo del diario Junio, donde el Presidente de la Cooperativa reconoce que la cuestión fue analizada en “una conversación informal”. Teniendo en cuenta que el artículo de Diario Río Uruguay nunca habló de una asamblea extraordinaria (siendo sarcásticos), está claro que el tema fue…como decirlo? abordado? charlado? platicado…? al menos de manera "informal".


III
Insistimos, hasta ahora la situación de “incomodidad” en la que quedó Maciel está sólo representada porque un hombre acusado de mantener cautiva a una menor, es el mismo que tenía un programa en el horario central de su radio. Lo cual, obvio está, no hace a Maciel cómplice de los delitos que se le imputan a Alfonzo.

Dentro de la respuesta a lo informado por Diario Río Uruguay, diario Junio también publicó un mensaje con formato de comentario debajo de la nota, donde presuntamente el propio Horacio Maciel cuenta elípticamente que como sindico “me opuse a que se aceptara propuestas que beneficiaban (supuestamente a Horacio Osorio) más que a otros periodistas”.

Con lo cual deducimos que el levantamiento de la publicidad por parte de la Cooperativa Eléctrica para Diario Río Uruguay (único medio local que no tiene pauta de dicha empresa) fue decisión de Maciel, coincidentemente después que este medio informara sobre las elevadas remuneraciones que cobra cada integrante del Consejo de Administración de una empresa “en situación de quebranto” y seguidamente la escandalosa entrega a una empresa privada de la distribución de gas envasado en Concordia.

Pero reiteramos, estos son gajes del oficio y nos desvían de lo que realmente importa. No será la Cooperativa Eléctrica el primer o último auspiciante que deja de promocionar sus servicios porque lo perjudica alguna noticia.


IV
Por último, para retornar a lo que realmente importa, el objetivo principal de estas líneas es dejar en claro que el drama que atraviesa la familia de Cristina Escobar tiene muchos capítulos conmovedores y dramáticos, pero está muy lejos de ser un insulso “culebrón” donde desfilen galanes, villanos y damiselas de cotillón.

Si somos rigurosos, se trata de un relato salvaje. Una historia dura que tiene como principales protagonistas a una adolescente y a su madre, mientras que será tarea de la Justicia precisar quienes son los actores involucrados con lo denunciado.

Insistimos. Si como periodistas asimilamos que estamos ante un minimizado “culebrón”, nos autoimponemos el rol de simples espectadores. Cuando en rigo, estamos ante un caso que nos exige levantarnos del sillón de la pasividad y salir a buscar detalles ocultos de lo que ocurre. De lo contrario, la realidad nos encontrará sentados y esperando “información oficial” que quizás nunca llegue.