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No podemos salir a la calle como siempre, la pandemia circula y debemos ser prudentes, pero desde los organismos de Derechos Humanos sabemos de resistencia y compromiso, y las calles y plazas de nuestros pueblos viven en nosotros.

El 24 de marzo puede ser pensado como el principio de un tiempo infame; o el final, o sólo el efecto en busca de una causa. La arbitrariedad de la historia lo sitúa como un acontecimiento que debe ser juzgado históricamente; un hecho y ¿dos demonios? El juego de las interpretaciones alienta relatos de buenos y malos para licuar lo vivido como pasado; y si enterrado mejor, pero la memoria siempre se las arregla para sostener la sangre viva, como quien dice caliente.

La memoria siempre es presente que lee, que mira, que escucha y circula en la médula de la justicia para que los traficantes de discursos no nos tranquilicen con clichés o nos silencien con ruidos ostentosos. A los caídos, a los presos, a los desaparecidos, a los violentados y a las violadas, a las mujeres que le arrebataron sus hijos, la memoria los llama mártires. No es cualquier significante. Murieron como vivieron, peleando por una patria de iguales, libre de cipayos imperiales y traidores cotidianos.

Muchas veces duele la bucólica narrativa que esquiva el nombre que debe darse a las vivencias, como quien dice a los sueños y a las luchas que lo justifican. Hay que andar cuidándose de no ofender, de no hacer política en la escuela, de pulir las aristas en la reconciliación que huele a olvido como forma de superación. Es necesario intervenir e interpretar entonces los conceptos que se ponen en juego para recuperar las tensiones de las experiencias vividas en el pasado como legítimamente presentes

El 24 de marzo no fue un accidente de la historia, fue la concreción fáctica de un proceso de domesticación económica e ideológica preparado y ejecutado fríamente en el marco de lo que fue el plan cóndor diseñado en Washington. Y significó muerte, desapariciones, y empobrecimiento sistemático de nuestro pueblo. No vamos los 24 sólo a pedir Memoria, Verdad y Justicia, vamos siempre con nuestros mártires a pedir Justicia para el presente y para el futuro, porque el imperio no descansa, pero el pueblo tampoco; y vamos porque somos memoria viva, de madres, abuelas e hijos; de militantes que siguen de pie y en lucha.

La memoria no es un simple relato histórico, es un relato que me implica como sujeto y demanda compromiso. No es contar lo que pasó, es ponerse en serie con el pasado. Eso es necesariamente interpretar el pasado en función de las necesidades y luchas del presente, y desde esas interpretaciones que han hecho los sujetos de la historia ligarnos a nosotros sujetos del presente en la misma lucha y en las mismas convicciones.

La memoria es responsable de la identidad que nos define y sostiene como pueblo. Poner una placa con los nombres de los compañeros desaparecidos y recordarlos puede ser un acto de justicia, al igual que develar sus muertes arbitrarias, pero sólo son memoria si podemos pensar sus vidas, las causas que los llevaron a la lucha, sus sueños y su entrega por una patria justa, libre y soberana. Nuevamente es el presente injusto que vivimos el que vuelve sus luchas necesarias, es el presente el que pide que esa sangre derramada tenga sentido en la continuidad de la lucha misma, que es siempre la lucha por la igualdad y la libertad

Desde los Organismos de DDHH de Concordia alzamos siempre nuestra voz; hoy hay presos políticos en la Argentina y no es casualidad que sean luchadores sociales y anti-imperiales. Nuestra voz pide Justicia ayer hoy y siempre, porque la memoria es conciencia viva, no recuerdo, y menos olvido.

No podemos salir a la calle como siempre, la pandemia circula y debemos ser prudentes, pero desde los organismos de Derechos Humanos sabemos de resistencia y compromiso, y las calles y plazas de nuestros pueblos viven en nosotros como conciencia activa y desde esa conciencia siempre marchamos. Hoy el mundo reflexiona sobre la vida y la muerte. Vale agregar que hace varios lustros nuestros pueblos se desangran en la pobreza y la injusticia de sistemas opresivos y devastadores llevándose millones de niños, pobres y ancianos con pandemias de más fácil resolución como pueden ser alimento e higiene.

Por eso hoy como siempre denunciamos la opresión histórica y sistemática; y exigimos justicia para nuestro pueblo y nuestros mártires. Que no se confunda pandemia con impunidad domiciliaria, Cárcel, común, perpetua y efectiva. Ni un solo genocida en las casas de Argentina.

Por eso hoy LIBERTAD A LXS PRESXS POLITICXS!!

¡Nunca es un 24 de marzo más!

¡No nos han vencido!

Compañeros Detenidos Desaparecidos ¡PRESENTES!

¡HOY Y SIEMPRE!!!!!


H.I.J.O.S.

Asociacion de Familiares y Amigos de Detenidos Desaparecidos y Ex Presos Políticos

Liga Argentina por los Derechos Humanos

Concordia, 24 de Marzo de 2020