El fiscal había pedido para "Chancho" Olmos 4 años y medio de prisión, aunque resultó absuelto.
El Tribunal Federal juzgó a los dos hombres por los delitos de producción y tenencia de estupefacientes con fines de comercialización.
Estallido.
El 27 de marzo de 2011, alrededor de las 3 de madrugada, una estruendosa explosión sorprendió a los vecinos del centro de Concordia. Ocurrió en una antigua casona ubicada en la esquina de Las Heras y Laprida. Allí vivía la joven Tamay.
Los investigadores llegaron varias horas después y el escenario que se encontraron fue asombroso: la explosión había derrumbado una pared de 30 centímetros de espesor, provocando daños en las cañerías; una de las habitaciones estaba cubierta de un polvo blanco, los muebles estaban carbonizados y varias prendas estaban chamuscadas. El estallido fue de tal magnitud que había restos de polvo blanco hasta en la vereda.
Las pericias químicas que se realizaron con posterioridad demostraron que la explosión se produjo porque en el lugar había elementos inflamables que se utilizaban para la producción de drogas. Allí, donde vivía Tamay, Benítez había montado un laboratorio clandestino para la transformación de la pasta base en clorhidrato de cocaína.
Sin embargo, la investigación comenzó a orientarse unas horas después, cuando dos hombres llegaron al hospital preguntando por el estado de salud de la joven. La voz cantante la llevaba uno de ellos, que se identificó como Alejandro Quiroga, pero no pudieron explicar qué había pasado con ella ni cómo se habían enterado de que estaba internada. Entonces, abrumados por las preguntas, se fueron. Así lo contó ayer ante el tribunal el policía que los entrevistó y que luego lo reconoció en sede judicial.
El mismo policía los siguió, alcanzó a ver que se iban en un automóvil Renault Clío gris y tomó nota de la patente; y otro efectivo reconoció a Benítez, ya que estaba siendo investigado por su vinculación con el tráfico de drogas y la trata de personas. Con esa información, los investigadores comenzaron la búsqueda y encontraron a Benítez a bordo del mismo auto frente a la casa de Olmos. Cuando lo detuvieron llevaba dos envoltorios con dinero, en uno había 7.100 dólares y en el otro, 2.472 pesos. Un perro adiestrado detectó lo que se llaman "restos muertos" de drogas en el vehículo, lo que indicaba que en ese vehículo se había transportado cocaína.
En la casa de Las Heras y Laprida, los peritos lograron recolectar un total de 965,4 gramos de cocaína y algunos gramos de marihuana; además de líquidos similares a los que se utilizan para la producción de estupefacientes, ollas, coladores y el documento de Elizabeth Tamay. En otro procedimiento, en la casa de Olmos, hallaron dos bidones de plástico quemados de los que salía una espuma; y en un allanamiento de un departamento de calle A. del Valle donde vivía Benítez encontraron restos de sustancia blanca.
Benítez, que está sindicado como el jefe de la banda, fue detenido inmediatamente. Ante el juez, intentó despegarse de la acusación y dijo que no conocía a la joven Tamay, a pesar de que ella lo presentaba como su pareja y que la había acompañado en los trámites para el alquiler de la casa. Olmos cayó casi un año después.