
JAcobo es uno de los argentinos que tomó el último vuelo de repatriados, dado que se encontraba en Estados Unidos en un intercambio cultural. Al momento de ser diagnosticado como caso positivo de coronavirus, se llegó a decir hasta que el joven habría escapado del hospital donde se encontraba, recibiendo insultos y amenazas.
De esta manera, el concordiense de 25 años tomó la decisión de expresar sus vivencias "para llevar tranquilidad a la población y dejar claro lo sucedido".
Las primeras horas
Ante la pregunta de cómo y cuándo se enteró de los resultados dijo, “un amigo me mandó un mensaje sobre que había un caso positivo en la ciudad y al minuto sonó el teléfono, era la Dr. Leiva (Directora de Epidemiolgía del Masvernat) por lo que no tuve tiempo de nada, se enteraron antes los medios que yo”.A la media hora aproximadamente, lo buscó una ambulancia en su domicilio para ser trasladado al Hospital Masvernat donde lo atendieron como indica el protocolo.
“Me sentí decepcionado, la verdad pensé que luego de lo que habíamos pasado la primera vez (en el ingreso a Concordia), se manejarían de otra manera, que tomarían cierto recaudo y eso no sucedió, nuevamente nos llevamos la sorpresa”, ya que de inmediato comenzaron nuevamente los mensajes, agravios y demás.
“Me concentré en mi papá, le dije que iba a estar bien, que me iba a cuidar. Llegó la ambulancia y yo estaba muy enojado, le dije al chofer que por favor apagara las luces y las sirenas, para no alarmar al barrio”.
En el hospital
En otra parte de la conversación relató que “entrabamos al hospital y yo era un bicho raro, todo el mundo miraba por las ventanas", para luego subrayar que "me atendieron las enfermeras y tengo que destacar la cordialidad, el respeto con el que se manejan, lo valoro muchísimo. Entiendo que genera miedo, es comprensible y por eso agradezco enormemente, ellas están todo el tiempo son Carolina, Daniela, Soledad, un amor, me hacen sentir como en casa”.También apuntó que “alcancé a traerme un libro ‘La inteligencia emocional de Daniel Goleman’, la computadora, mi preciado mate, el celular y lo puesto. El libro me va a ayudar a estar preparado ante todo lo que estoy pasando", señaló en declaraciones a la periodista Ivana Guinda.
“Hoy me encuentro sin síntomas, en realidad nunca los tuve, vos me podés escuchar, no tengo tos, mocos, siento el gusto, no tengo fiebre hoy me tomaron y me dio 36 ºC".
La cuarentena
“Sé que ante esta pandemia del Coronavirus es importante que sepan que si cumplí con la cuarentena, y quiero remarcarlo, sí hice cuarentena, al igual que mi padre, que se sepa y no haya dudas”, dijo ante la pregunta sobre los comentarios.Los controles
“Allá (por EE.UU) antes de subir al avión nos tomaron la fiebre, todos con barbijos, guantes y las medidas de seguridad. Cuando llegamos a Argentina también nos tomaron la fiebre, pero en mi avión nadie tenía temperatura, supongo que por eso fue diferente en mi caso”.Eduardo Jacobo (su padre) fue el que tramitó una Solicitud de Acceso de Vehículos de Pasajeros (expuesta como prueba), en la que se le otorga el permiso por 48 horas para retirar pasajeros del aeropuerto de Ezeiza, por medio de una declaración jurada manifestó que lo traería hasta Concordia, tal cual sucedió.
“Tenía el derecho de buscarlo, como padre y teniendo la posibilidad, lo fui a buscar”, dijo el padre de la pacieente, insistiendo en que cumplió con todo lo que la ley requería, asimismo tomó las medidas de seguridad que corresponden., como por ejemplo que el joven viajó en la parte trasera y ambos con barbijos y que pa la llegada a Concordia desalojaron la casa del resto de la familia, para que al arribar estuvieran solos y cumplir la cuarentena como se debía, contó Eduardo Jacobo.
Ingreso a Concordia
Mientras viajaban hacia la ciudad, recibieron un aviso de que por ellos se había activado el protocolo se seguridad, “la verdad me pareció perfecto, pero nunca nos imaginamos que iba a ser así, nos esperaba la Gendarmería, la Policía, Guardia Municipal y otras personas que no sé a qué organismo pertenecían”.Luego de los momentos que describe por lógica como “intimidantes”, fue trasladado hasta el hospital, “cuando llegué me volvieron a tomar la fiebre y me hicieron el hisopado, fuimos escoltados hasta mi casa, nos pusieron un policía en la puerta quien estuvo todo estos días”.
Cuenta que hasta hubo gente que le sacó fotos a la casa, “se dijeron muchas canalladas pero cuando me quedé solo intenté transmitir tranquilidad a mi papá, mamá, hermana, abuela y mis seres queridos, después de todo lo que se dijo sentí preocupación por mi familia (nuevamente se emociona)”.
“Desde que llegamos a Concordia, comencé a filmar, es una garantía para mí porque filtraron mis datos, hicieron mucho daño a mí familia. Me siento muy fuerte, al igual que mi viejo, mi sustento, (se lo escucha afectado y se interrumpe la nota)”.
La búsqueda de un vuelo
Amir realizó un programa de “Work and Travel” por el cual viajó a los Estados Unidos (Idaho), a modo de intercambio cultural. Trabajó de camarero y así compartió experiencias nuevas y conoció otros lugares.Su viaje fue interrumpido por la llegada del Coronavirus que aqueja al mundo en el 2020, por lo que pronto se vio obligado a buscar vuelos para regresar. “El 13 de marzo el presidente Alberto Fernández lanzó el decreto y cerró por 30 días los aeropuertos (todos sabemos cómo fueron pasando las cosas) en fin, los únicos vuelos que podían ingresar eran los de Aerolíneas Argentinas y mi pasaje era de American Airlines, no aplicó me lo cancelaron”.
Pronto se convirtió en una situación crítica, él se había dispuesto a quedarse a esperar los días que sean necesarios en Estados Unidos, siempre atento a los vuelos de regreso. Su último intento fue sumarse a un grupo de jóvenes que insistían en volver “tuvimos la suerte de comprar en el último avión de Aerolíneas Argentinas, el famoso vuelo de repatriados”.
El pasaje era para el 27 de marzo, partiendo desde Miami a la Argentina por lo que comenzaron viaje desde Idaho (Noroeste E.E.U.U), “tomamos dos vuelos y 7 horas por tierra hasta llegar a Miami, donde esperamos 20 horas en el aeropuerto”.
La incertidumbre y miedo de no poder volver solo culminó cuando subieron al avión.