
La gestión yrigoyenista terminaba manchada con la matanza del Ejército en el sur argentino, cuando en la denominada Patagonia Rebelde mueren fusilados 1500 obreros, los cuales planteaban reclamos sindicales que hoy serían elementales.
En ese clima convulsionado, Alvear asume la presidencia de la Nación el 12 de octubre de 1922.
En lo que respecta a su vínculo con la ciudad de Concordia, el flamante primer mandatario es puesto en conocimiento de la necesidad de una conexión vial para una de las principales ciudades de la Mesopotamia.
Es por eso que se encomendó a la empresa local Ricagno la ejecución de la obra, para lo cual primeramente se dispuso un relleno de tierra con 1.000 metros cúbicos en ambas cabeceras para que tuvieran una misma altura. En la concreción del proyecto trabajaron unos 400 obreros y se usaron unos 200 carros, según consigna el libro “La Ciudad y su Arquitectura”, del arquitecto Juan Alejandro Pípolo
Un presidente navega el río Uruguay
Según el Archivo General de Entre Ríos, Marcelo T. de Alvear se embarcó hacia la provincia de Entre Ríos con dos propósitos: inaugurar "una importante obra vial en Concordia", pero también rendir homenaje a la memoria del general Urquiza, en su paso por Concepción del Uruguay.
El 9 de junio del año 1923, Alvear a la ciudad de Concepción del Uruguay. Desde el puerto se dirigió a la Catedral, donde estaban depositados los restos del organizador del país. El presidente depositó una ofrenda floral en la tumba.
Después de participar en diversos actos reinició su viaje hasta llegar a Colón, ciudad en la que bajó a tierra durante una hora, tiempo en la recorrió parte de esa ciudad.

Sobre el arroyo se inauguró el puente, que fue bendecido por el monseñor Bazán y Bustos. Desde entonces el puente lleva el nombre del presidente Alvear.

En Concordia
Según se cita en el libro "Apuntes para la Historia de Concordia", de Luis María Medina, "el barco que condujo al ilustre huésped —uno de cuyos camarotes había sido ampliado ex profeso para mayor comodidad del presidente de la Nación— arribó a nuestro puerto a media mañana"."Una multitud —aproximadamente 4.000 personas— esperó su llegada y lo acompañó hasta el centro", se cita. Agregando que "el trayecto se hizo a pie, por especial pedido del visitante".
Su alojamiento estaba preparado en el Hotel Colón y se estima que permaneció en Concordia “un par de días". En ese lapso, visitó "varios naranjales de la zona, que comenzaban a cobrar importancia". Además, se recuerda que el "Club Progreso le ofreció un almuerzo, a los postres, mandarinas".
Un detalle que quedó grabado en los recuerdos de entonces fue que “Alvear quitó la cáscara de las naranjas sin utilizar cubiertos, es decir, empleando sus propias manos", se lee en el mencionado trabajo bibliográfico.
Otro de las postales que dejó el paso del presidente por la ciudad fue que estrenó el famoso balcón del Hotel Colón, declarado también como edificio histórico de Concordia, construido entre 1880 y 1885.
