Centurión comenzó su relato destacando que “a comienzos de junio de este año hicimos contacto con ella (la modista) y nos dijeron que a fines de las vacaciones de invierno íbamos a tener las camperas, pero esto nunca se cumplió”. Asimismo, el estudiante indicó que “primero nos piloteo diciéndonos que teníamos que pagarle todo de un día para el otro porque si no, no podía enviarla a la bordadora”. Con un esfuerzo, “pagamos todos los que pudimos, hubo sólo unos tres o cuatro chicos de los 16 que somos que no pudieron. Pero después nos decía que lo iba a mandar a bordar, no lo hacía, y así pasó el tiempo”, describió Centurión.
Ante el continuo reclamo de los jóvenes, desde el comercio respondieron que lo último que le faltaba era el cierre, que la modista se había ido a Buenos Aires para conseguirlos y comprarlos. “Eso fue lo que nos dijeron dos chicos que estaban atendiendo en el lugar, a quienes nunca habíamos visto antes”, señaló el estudiante.
Así continuaron pasando los días hasta que “un compañero pudo comunicarse con ella y la mujer le dijo que estaba enferma, cuando a nosotros nos dijeron que estaba en Buenos Aires buscando los cierres para nuestras camperas”, enfatizó el joven.
Colmados de dudas y malestar, los chicos “seguimos yendo sin obtener resultados, hasta que este viernes fuimos acompañados de una abogada, pero nos encontramos con que el local estaba cerrado”, lamentó.
Para culminar, Centurión expresó que “nosotros hicimos el acuerdo con ella, le pagamos todo a la modista y tenemos los recibos. De hecho varios padres han ido hablar y siempre nos decían que para el día siguiente iba a estar y así seguimos. Comenzamos a tramitar las camperas en junio y estamos ingresando a septiembre y no tenemos nuestras camperas”. Además, “está terminando el invierno y no vamos a estar con 35 grados en pleno verano con la campera, ni hablar que se viene la fiesta del estudiante y no las vamos a tener”, aseveró el joven.
