
Los jardines de infantes, por su parte, atraviesan una situación complicada debido a que con el paso del tiempo pierden poco a poco sus ingresos económicos.
Haciendo hincapié en este sector, Diario Río Uruguay llevó a cabo un relevamiento entre distintas instituciones de la ciudad que explicaron el momento que transitan.
Por un lado, Ángeles, propietaria del jardín materno Huellitas, manifestó que actualmente no pueden abrir, no pueden trabajar y se encuentran “atados, porque no tenemos ningún subsidio y, por lo que pinta la situación, por lo que se escucha, seremos unos de los últimos en volver” lo que reconoció como “lo más triste”.
Mantener una institución de este tipo conlleva gastos como “alquiler, la luz, el agua, los impuestos, el contador, la AFIP” y, desde su lugar, Ángeles lamentó que “sinceramente, no poseo los medios para enfrentarlos”.
El jardín Huellitas recibe a niños desde 45 días en adelante. Antes de que la emergencia sanitaria surgiera “teníamos menores de un año, nenes de 4 años” y “digo teníamos porque ya no sé si los seguiré teniendo el día que volvamos”, destacó su propietaria.
De cara al futuro, Ángeles subrayó no saber “cuánto podremos aguantar sin poder volver a trabajar” porque “una vez que se pueda volver, tengo que ver con cuántos niños voy a contar, qué papá va a poder pagar la cuota”. Entonces, hasta no retomar las actividades “estamos en el aire, seguimos, pero uno no sabe realmente, está todo muy frágil y la cadena de pagos está cortándose por todos lados” dijo.
En abril “se cobró un porcentaje de la cuota y los números fueron muy bajos, siendo no más del 50% los que pagaron”, lo que lleva a pensar en “un panorama más negro que incierto, porque todavía hay que ver lo que vendrá para mayo y para junio” concluyó.
Por otro lado, Silvina, del jardín de Infantes Despertar, contó que “nosotros estuvimos trabajando con las señoritas a través de grupos de difusión con los papás para enviarles videos con actividades, sugerencias como para ir trabajando y mantener el vínculo entre los chicos y las seños, debido a que sólo hemos tenido una semana de clases”.
Sin embargo, así y todo “han dejado unos cuantos nenes, porque la prioridad de algunos padres era tener un lugar donde dejarlos, para que socializaran y eso no lo podemos hacer” en este panorama. Debido a esto, “es mucha la dificultad para cobrar las cuotas y así pagarle el sueldo a las chicas que trabajan en el jardín” destacó.
Por otra parte, Silvina explicó que en el caso de los jardines la modalidad virtual no resulta efectiva porque “el contacto tiene que estar, porque son nenes chiquitos, de 1, 2 y 3 años” por lo que “nosotras necesitamos poder alzarlos, no se puede tener una distancia de 2 metros, el contacto con una señorita es como con una mamá”.
Por último, Luisa Kohan, dueña del jardín de infantes Chispitas, menifestó su incertidumbre al no saber qué es lo que va a pasar, "pero yo tengo la suerte de no tener que pagar un alquiler, lo que creo que para mis colegas debe ser lo más difícil”.
Además, Luisa explicó que en su jardín “tuvimos una inscripción más baja que el año pasado, lo que suma dificultades a la situación”. A pesar de esto “lo estamos sobrellevando de alguna manera, bajamos la cuota y tuve una respuesta de no todo el porcentaje del alumnado” debido a que no podían pagarla, lo que “es comprensible para mi modo de ver las cosas”.
De este modo, el jardín de infantes Despertar busca “comprender a las familias y apuntamos a tratar de contener, acompañarlas, en el sentido de que tratamos de enviar actividades atractivas, que contengan a los chicos para poder tenerlos de vuelta”.
Por último, al crudo panorama que enfrentan, se suma el agravante de que “al llegar el invierno, muchos de los nenes dejan de venir” por cuestiones personales, lo que “nos deja sin saber si podremos abrir, porque no sabemos cuántos podrán volver” cerró Luisa.