
Legerén, bisnieto del fundador del ex frigorórico, comenzó reconociendo que “hoy los precios internacionales de lo que produce y exporta el campo pasan por un buen momento”, pero sin embargo “asistimos absortos a la agonía del interior del país, que es donde se produce lo que se vende al mundo”.
Allí señaló que “el campo ha realizado la transferencia de recursos al insaciable poder central como ninguna actividad lo ha hecho”, pero no obstante, “los pueblos del interior se encuentran empobrecidos injustificadamente”, por un combo donde enumeró “alta inflación, populismo, corrupción enquistada, ataque a la propiedad privada, justicia ineficiente, parcial o cómplice, gasto público y déficit fiscal alarmantes , cepo a las exportaciones e importaciones, retenciones, regulaciones, tipo de cambio diferencial, elevados costos de transporte y logística, las nulas inversiones en caminos, rutas e infraestructura y la baja calidad institucional”. Todo un conjunto de factores “que nos han llevado a esta dramática y vergonzosa realidad de pobreza y sub desarrollo”, afirmó Legerén.
Para el dirigente agropecuario “es momento de cambiar estas recetas del pasado que nos condujeron a esta inaceptable actualidad”, afirmando que para ello “necesitamos una clase dirigente que comprometa su agenda a los problemas reales del ciudadano común, que estudia, trabaja y produce. Necesitamos que nuestros dirigentes, sean capaces de dejar sus privilegios, que los aleja de la sociedad y puedan acordar políticas públicas concretas, destinadas al irrenunciable bien común de la nación”.
Para ello, señaló que “es imperioso avanzar en una reforma tributaria y laboral integral, que suprima impuestos confiscatorios e inconstitucionales, que promueva la creación de pymes y produzca condiciones atractivas para los emprendedores, logrando empleo genuino, productividad”.
Agregó que estas medidas son necesarias para poner en marcha “la generación de actividad y desarrollo sustentable”, ya que “la verdadera inclusión social es el trabajo, que dignifica y logra que una persona se sienta parte de una sociedad, de un proyecto de país”.
Seguidamente citó la obra literaria de José Hernández, señalando que “debe trabajar el hombre para ganarse su pan, pues la miseria en su afán, toca en la puerta de todos y entra en la del haragán”.
Volviendo a la cuestión tributaria, Legerén trajo a colación que “tomando los últimos 20 años, la transferencia de recursos desde las personas y empresas a la estructura del estado, aumentó 21% del PBI”, especificando que “los impuestos se incrementaron de 25% a 46% del PBI”, por lo que “en estos niveles de transferencia, el sector privado no tiene capacidad de inversión”. Como conclusión aseguró que “es inviable y menos aún hay espacio para aumentos o crear nuevos impuestos”.
Para finalizar, concluyó en que “es momento de que todos comencemos a involucrarnos, instalando la necesidad de un cambio de rumbo, con la esperanza de que en ese recorrido nuestros funcionarios logren los acuerdos que nuestro país y su gente necesita”.