Se procede a inspeccionar la heladera exhibidora de carnes para el público, constatando la existencia de diversos cortes de carne bovina (asado, pulpa, paleta, chuleteros) que carecían de sellado Ley Reglamentaria. Además, presentaban rastros de tierra con pasto y pelos, estos son signos y características de faena en campo de bovinos negro y colorados. Además, en una habitación conexa donde se elaboran las milanesas y trozado, encontraron un freezer con más carne de similares características.
De este modo, el personal policial requirió al propietario la factura o remito que ampare dicha mercadería, quien presentó un papel de un frigorífico que daba cuenta de un pedido sin ser documentación legal. Los uniformados detallaron al dueño que la factura no amparaba la mercadería encontrada y por lo cual se labraría un acta de infracción.
En ese contexto, el propietario comenzó a los gritos afirmando: “la carne la llevamos para consumirla nosotros”, por lo que los inspectores lo invitaron a "desnaturalizarla". De esta manera, el dueño del comercio arrojó sobre la totalidad de la carne detergente, lavandina y nafta. Seguidamente se labró acta de comprobación de infracción procediendo al comiso de 300 kilos de carne bovina en diversos cortes.
El procedimiento hasta ahí no se salía de los caminos habituales, hasta que llegaron a la carnicería vecinos de la zona, quienes junto a los propietarios de comercio insultaban al personal policial y donde la dueña con un aerosol y un encendedor le arrojaba llamas a los uniformados. A ello se sumaba el resto de la gente que tiraba los trozos más pequeños de la carne decomisada contra el móvil. Finalizado el procedimiento los uniformados se retiraron del lugar.
