Un incendio de importante magnitud se declaró este mediodía en la casa Parroquial de la Iglesia Inmaculada Concepción de Jesús, en la esquina de calle Hipólito Irigoyen y Tucumán.

Según contó a Diario Río Uruguay el párroco Juan Percara, el fuego se inició en una camioneta Renault Kangoo que habría sufrido cortocircuito.

Las llamas que fueron combatidas por un total de tres dotaciones de bomberos, tanto Zapadores como Voluntarios. El fuego consumió totalmente  el vehículo y se propagaron hacia la cocina de la casa parroquial.

Por precaución, todo el alumnado del Colegio Monseñor Rösch y el Bachillerato Humanista fue evacuado inmediatamente.

El sacerdote relató que cerca de las 11.30 horas de este viernes, “cambiamos la batería de la camioneta porque se había agotado, entonces al parecer había un corte circuito en la camioneta porque cuando voy a sacarla empieza a salir humo, entones me apresuro a buscar a la persona que había puesto la batería y él viene enseguida, pero ya había tomado fuego la camioneta y entre que llegaron los bomberos se prendió en su totalidad”.

De la estructura de la casa parroquial, se vio afectado fundamentalmente el garaje, dos habitaciones, la cocina y un gran salón comedor ubicado en la parte posterior de la dependencia y lindante con el local de los Boys Scauts y el edificio del Bachillerato Artístico.

El incendio generó un verdadero caos vehicular, ya que además de los padres de alumnos que buscaban a sus hijos, Hipólito Irigoyen es hoy (junto con calle Urquiza) uno de los accesos principales a la zona céntrica de Concordia. A pesar de la distancia considerable que existe entre el lugar del siniestro y la peatonal, el humo negro y el olor a quemado se percibía hasta en dicha zona del microcentro.

En el lugar rápidamente se hizo presente una cantidad importante de feligreses y hasta el Obispo de la Diócesis de Concordia, Armando Collasuol.

Párrafo aparte merece el arrojo de los bomberos que actuaron en el lugar, que en poniendo en riesgo su integridad física no dudaron en ingresar al edificio cuando las llamas y el humo no permitían ver más allá de medio metro. En algunos casos sin siquiera tener una máscara que les permitiera respirar en medio de su trabajo.