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El expediente lo inició un productor afectado en su propiedad por las aguas muertas que deja la empresa con sus vertidos y que daña su ámbito familiar y de faenas rurales. Antes, aseguró, en el curso de agua afectado se podía pescar y nadar; ahora ni los animales pueden beber de allí.

Consagrado como uno de los jugos con mayor demanda en la Argentina, Citric hace gala de la amplia aceptación a partir de una estrategia de marketing enfocada en consolidar la idea de que sus bebidas son 100% naturales y, en simultáneo, los procesos de elaboración a los que apela su fabricante resultan cuidadosos del medioambiente.

Nada de esto último tiene asidero cuando la lupa hace foco en lo que ocurre en las instalaciones que la firma tucumana El Carmen, controlante de la productora de jugos junto a la centroamericana Livsmart, posee en Chajarí, departamento Federación.

En ese distrito del noreste entrerriano, la empresa enfrenta una grave denuncia por contaminar las aguas del arroyo “Las Alpargatas”, afluente del curso Mandisoví que luego desemboca en el embalse de la represa hidroeléctrica Salto Grande.

En concreto, y de acuerdo al proceso asentado en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, la compañía vierte desechos industriales sin ningún tipo de tratamiento en el caudal de “Las Alpargatas” desde hace al menos una década, consignó el sitio especializado Economía Sustentable.

Aguas muertas

El movimiento en cuestión derivó en la extinción de toda forma de vida en las aguas –la elevada mortandad de peces fue el primer indicio de contaminación–, la proliferación de olores nauseabundos, y la imposibilidad de continuar utilizando el recurso para el riego de plantaciones y la crianza de ganado.

Todo ese detalle aparece en la acción impulsada por Néstor Marsilli, el principal afectado por los desperdicios que el fabricante de Citric libera en el ambiente. Ocurre que “Las Alpargatas” atraviesa la chacra que el damnificado comparte con su esposa, dos hijos y un hermano.

En la presentación que originó el proceso judicial Marsilli adjuntó fotografías y otros registros que ponen en evidencia el daño ambiental.
Sendas pruebas químicas concretadas a instancias del denunciante confirmaron la ausencia casi total de oxígeno en el agua. Según Marsilli, la coloración varía según el grado de actividad en la planta de El Carmen.

Un largo proceso

De ocupación productor citrícola, Marsilli presentó un recurso de amparo por contaminación en 2015 en compañía de otro vecino pero el reclamo resultó desestimado por el municipio, que alegó falta de competencia por cuestiones de jurisdicción.

Dos años después, y a raíz de una intervención del provincial Concejo Regulador del Uso de Fuentes de Agua (Corufa), El Carmen se comprometió por escrito a poner en marcha una planta de tratamiento de desechos con el fin de erradicar por completo las descargas tóxicas en el arroyo. La compañía nunca cumplió con lo acordado.

En diálogo con, Marsilli contó que, a partir de sus primeros reclamos, ejecutivos de la compañía se acercaron a tomar muestras del arroyo. Pero que los directivos de El Carmen nunca aportaron vías de solución.

“Vinieron y miraron en más de una oportunidad. La última vez quedaron en revisar el presupuesto, a ver qué podían hacer. Tras lo dispuesto por Corufa la empresa compró todo para avanzar con la planta de tratamiento. Pero finalmente no instalaron nada alegando problemas con el dólar y la situación económica del país”, expresó el entrevistado.

Marsilli no dudó a la hora de afirmar que el fabricante de Citric le “arruinó la vida”. Y aportó detalles de la situación de “Las Alpargatas” previo a la instalación de El Carmen.

“Yo me crié a orillas de ese arroyo. Me bañé ahí, se podía pescar. En 2009 aparecieron los primeros peces muertos. Después, el olor insoportable. Más tarde tuvimos que impedir que los animales se acerquen al arroyo, hubo que darles otra agua. El aire por momentos se hace irrespirable y el curso va cambiando de color casi todos los días”, dijo.

El productor citrícola señaló que, además de afectar a su propiedad, los desechos vertidos en el arroyo también perjudicaron gravemente la calidad del agua de la escuela 12, distante a poco más de 300 metros de “Las Alpargatas”. “Por análisis se comprobó que el agua dejó ser potable hace poco más de 4 años”, precisó.

Hacia adelante, y según pudo confirmar Economía Sustentable, la denuncia contra El Carmen por contaminación ambiental acelerará su tratamiento una vez culmine la vigente feria judicial. Esto es a partir del cercano 3 de febrero. Este medio tomó contacto con fuentes de la elaboradora del jugo Citric que quedaron en atender la consulta periodística. Finalmente, la empresa no aportó comentario alguno.
Fuente: Economía Sustentable