
En la fotografía, se lo vio mate en mano, sonriente y sereno, con la estatuilla mariana a su lado en su despacho. Lo que muchos no sabían en ese entonces, es que esa imagen tenía un origen muy especial y profundamente argentino: había sido fabricada en Plas Vec, una empresa familiar de la localidad entrerriana de Larroque .
Según relataron en aquel momento los sacerdotes Jorge Leiva y Enrique Bianchi, la imagen fue confeccionada en Larroque y luego pintada y terminada en Victoria, también en Entre Ríos.
El encargo fue realizado por el padre Elías Musse, un sacerdote vinculado al movimiento tercermundista y miembro activo de la Asociación Sacerdotal María Estrella de la Evangelización y de la Fundación Saracho, ambas con sede en Luján.
El padre Bianchi fue quien se encargó de llevar personalmente la imagen desde Argentina al Vaticano, donde el Papa la colocó junto a su escritorio, en un lugar privilegiado de su despacho. Desde ese momento y durante todo su pontificado, la Virgen de Luján hecha en Larroque lo acompañó silenciosamente en sus jornadas de trabajo, oración y discernimiento.
“Para nosotros fue un signo de cercanía con su tierra, con su gente, con la Virgen que tanto amaba”, comentó en estos días un allegado a la empresa fabricante. En Plas Vec estiman que han producido más de 15.000 imágenes de la Virgen y que esta conexión con el Papa fue uno de los momentos más significativos de su historia como taller.
Un símbolo que trasciende el tiempo
Hoy, tras la muerte de Francisco, la historia de aquella imagen vuelve a cobrar fuerza. No se trata solo de un dato curioso o una anécdota, sino de un símbolo de la profunda devoción mariana del Papa y de su constante vinculación con Argentina.Francisco, que en más de una ocasión confesó que rezaba a la Virgen de Luján todos los días, encontró en esa sencilla figura entrerriana un refugio espiritual, una compañía silenciosa y una señal del pueblo que lo vio nacer.
La comunidad de Larroque vive estos días con una mezcla de tristeza, gratitud y orgullo. La imagen, que un día partió hacia Roma como un regalo, se volvió transformada en testigo silencioso de un pontificado histórico.
"Fue una alegría enorme saber que una imagen nuestra acompañaba al Papa. Y hoy sentimos que, de alguna manera, también Larroque estuvo cerca de él hasta el final", dijeron desde la fábrica entrerriana.