Durante el primer semestre, el consumo de carne bovina cayó un 18%, disminuyendo también la faena y producción alrededor de un 10% en el mismo periodo. La exportación creció un 12% en volumen, pero debido a la caída de los precios internacionales estimado en un 10%, el ingreso de divisas creció solo un 0,1%.
Vemos que en el mes de junio se consumieron 42,5 kilos de carne bovina por habitante por año, mientras que el año pasado estábamos, en el mismo mes, en 58 kilos por habitante por año promedio.
Si miramos el consumo de carne aviar vemos que bajó un 2,6% en el semestre dando un aproximado de 45 kilos por habitante por año.
Por lo cual, si al consumo bovino y aviar le sumamos el consumo de carne porcina en alrededor de 16 kilos por habitante por año, nos da un consumo total de proteína animal de 103 kg por habitante por año medido al 30/6/2024, cuando al cierre del 2023 estábamos en 112 kilos por persona.
Estos números hablan claramente de una baja en el consumo y por lo tanto un deterioro en la dieta de los argentinos reemplazando en parte la proteína animal por carbohidratos.
Ahora, ¿cómo se sale de esta situación?, históricamente nuestro espacio ha tomado decisiones e intervenido en las políticas productivas persiguiendo un fin noble que es proteger al consumidor, lo cual hay que seguir haciendo, pero sin condicionar a los sectores productivos y entendiendo estos nuevos tiempos.
Primero tenemos que admitir que, por cambios de hábitos de vida, por distintas pautas de consumos de las nuevas generaciones, no vamos a volver a tener consumos de 80 kilos por habitante por más barata que sea la carne vacuna, pero si debemos generar condiciones para mantener el consumo de proteína animal en 115 kilos por año.
Para que nuestras familias sigan teniendo una buena dieta se debe mejorar el ingreso de los trabajadores y jubilados y generar medidas que mejoren el poder adquisitivo de cuentapropistas y sectores medios y bajos.
Si para recomponer el consumo de carne bovina fijamos restricciones a las exportaciones como lo hicimos anteriormente estaríamos incurriendo en varias cuestiones de manera incorrecta. Permito compartir algunos:
Los nuevos hábitos de consumo sumado a las distintas características de vida de las nuevas generaciones dan como resultado que el consumo de carne bovina no alcance más los indicadores de hace dos décadas, ya no existe más el funcionamiento de los hogares con dos comidas, mediodía y noche, con todos los integrantes de la familia presente. El rol de la mujer afortunadamente es otro y los chicos y adolescentes tienen nuevos hábitos alimentarios.
Restringir las exportaciones, como hicimos anteriormente, no necesariamente significa mayor oferta al consumo interno, ya que un alto porcentaje de lo que se exporta no se consume en nuestro mercado.
Condicionar las exportaciones de carne bovina generaría imprevisibilidad, y por ende desaliento en los productores ya que insume más de 1000 días "terminar" un novillo, incluyendo el periodo de gestación.
La oferta de alimentos a nuestras familias se debe mirar desde la posibilidad de generar más producción, más trabajo argentino y así más oferta y no condicionando a quienes ya producen.
Uno de los principales problemas que tenemos es la falta de dólares para atender los compromisos de la importación y los pagos de deuda externa, por lo cual la restricción a las exportaciones también impactaría negativamente en uno de los principales problemas que tiene nuestra macroeconomía.
Por último y creo lo más importante, el perjuicio que ha sufrido la economía de millones de hogares argentinos, lo cual ha repercutido en todos los órdenes incluido obviamente los alimentos, debe ser modificado recomponiendo los ingresos a través de políticas y alternativas que mejoren el poder adquisitivo de los asalariados, cuentapropistas y jubilados.
No es con medidas paliativas que no se ajustan a estos tiempos como le vamos a generar mejor condición de vida a nuestros ciudadanos, sino con entender y hacer entender que el modelo económico de este gobierno empobrece a la gran mayoría.
Entiendo y sostengo que debemos cuidar ese fin noble que es proteger a la economía de nuestras familias, pero para hacerlo debemos generar las condiciones para que haya más productores con mayor capacidad de producción que nos permita atender tanto el mercado interno como la demanda externa.
Juan José Bahillo. Diputado Provincial