Durante los últimos días, el diario La Nación ha venido publicando una serie de artículos referidos a situaciones extremas de vida de algunos sectores de la población de Concordia. El objetivo es remachar una vez más sobre el concepto de que los pobres son responsables de su pobreza ya sea por acciones directas o indirectas.
Estas notas descontextualizadas y sesgadas, cargadas de prejuicio y de lugares comunes, también estigmatizan a un población que lucha y trabaja diariamente. Estos golpes bajos responden a la estrategia de Juntos por el Cambio de lo que fueron tanto las políticas que aplicaron como el esquema neoliberal que reivindican, signado por la destrucción del sistema productivo y del trabajo.

Historia

No se puede entender el fenómeno de la pobreza en Concordia sin comprender el derrotero que llevó a esta situación.
El primer dato que hay que tener en cuenta es que en apenas una década, y por diferentes razones que luego se detallarán, el modelo neoliberal impuesto con la dictadura de 1976 y reimpuesto en los 90 expulsó a más de 10 mil familias del sistema económico formal. Este proyecto político – económico fue impulsado y aplaudido por La Nación que ahora, como el Dr. Frankenstein, se horroriza por las consecuencias del monstruo que creó.
El fin de la construcción parcial de Salto Grande en 1979, el cierre del Frigorífico CAP – Yuquerí ese mismo año, la caída de Pindapoy en 1991 más el cierre de los ferrocarriles en 1992 dejó, de la noche a la mañana, a más de 10 mil trabajadores y trabajadores que tenían empleos de calidad, registrados y con buena remuneración, en la calle y empujados a la informalidad.
Este golpe fue tremendo para una ciudad de 100 mil habitantes, que fue prácticamente diezmada en su estructura económica de manera directa e indirecta.
Párrafo aparte merece el fenómeno de Salto Grande. La obra fue pensada y diseñada en 1946 durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Además de una central hidroeléctrica, se preveía una exclusa de navegación aguas arriba del río Uruguay para llegar a los estados sureños del Brasil (lo que hubiera convertido al sistema en una vía comercial casi del tamaño de la Hidrovía Paraná – Paraguay), un complejo industrial para aprovechar la generación de energía renovable y un esquema de electricidad barata para potenciar la región.
Pero la culminación de la obra, que se inició en 1974, fue hecha por la dictadura de Jorge R. Videla. Y ninguno de estos últimos proyectos se completó, generando que la masa de alrededor de 5 mil personas que llegó a Concordia para la construcción de la represa quedara de la noche a la mañana sin empleo y sin donde reinsertarse. Se concretó además la pérdida de 75 mil hectáreas productivas en la zona, las que quedaron bajo agua por la formación del lago.
Durante toda la década del ‘90 y principios de este siglo, Concordia también registró índices alto de pobreza relacionados estrechamente por las políticas neoliberales.
El escenario mutó merced al crecimiento económico que se dio entre 2004 y 2015. La economía de la Región de Salto Grande, relacionada estrechamente con la actividad del sector privado, repunta cuando hay expansión y dinamiza otras actividades, como la construcción y el comercio. Pero cuando entra en recesión, como ocurrió a partir de 2016, a lo cual hay que sumar un año de pandemia mundial con la economía paralizada, el circuito funciona a la inversa.

El mañana de la región.

Concordia tiene futuro. El gobernador Gustavo Bordet mantiene en su agenda la provincialización de Salto Grande para poder planificar y llevar adelante las obras pendientes en el complejo. Está en marcha el proyecto para construir un aeropuerto binacional para aviones de gran porte que permitirá exportar producciones regionales como el arándano que multiplicará producción y empleo a través de la zafra. Y también facilitará el turismo regional.
A esto hay que sumar el potencial aún no explotado al 100% de la industria de la madera. La Región cuenta con 120 mil hectáreas de eucalipto plantado, existen empresas radicadas que se dedican a la manufactura y remanufactura de sus derivados directos e indirectos de alto valor agregado.
Concordia ha de transformarse en los próximos años en un lugar de referencia para la producción e industrialización de la madera para vivienda, aberturas, pisos, revestimientos y vigas laminadas entre otros.