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La tradición de todos los 29.
Si bien, en general, se trata de un plato que se disfruta mucho más en el otoño y en el invierno -por lo que ahora es la época ideal para comerlo-, lo cierto es que todos los 29, más allá de la época del año en el que se esté, cientos de familias sirven platos de ñoquis sobre la mesa.
Origen
A pesar de que una es mucho más difundida que la otra, hay dos versiones que explican el por qué de esto. La primera de ellas remite a un santo y a la actitud de una familia hacia él. La historia se remonta al siglo VIII en la región de Véneto, en el noreste de Italia, donde el joven San Pantaleón, mártir cristiano nacido a finales del siglo III, predicaba y curaba enfermos.

Un 29 de julio una familia de pescadores lo invitó a comer y le sirvió ñoquis. En agradecimiento por la invitación y el agasajo, Pantaleón les auguró que, en los próximos meses, mejoraría la actividad de la pesca, pese a que hasta el momento era un pésimo año en ese aspecto. En línea con esto, según cuenta la leyenda, cuando levantaron el plato en el que el peregrino había comido se encontraron con algunas monedas de oro.

Este relato es el más conocido, aunque la otra versión también tiene cierto nivel de difusión. En este caso, lo que explica la tradición no es una historia, sino la cuestión socioeconómico del país dado que algunos consideran que la costumbre de comer ñoquis el 29 de cada mes responde al hecho de que los inmigrantes italianos con menos recursos optaban por cocinar esta pasta alrededor de esta fecha porque, al ser fin de mes, necesitaban preparar un plato barato.

Además, de un modo similar a lo que supuestamente ocurrió con Pantaleón, esta segunda teoría sostiene que aquellos inmigrantes de los sectores más acomodados invitaban a comer a sus compatriotas de bajos recursos y les dejaban algo de dinero debajo el plato como una forma de ayudarlos. Con el tiempo, afirman, esto se extendió al resto de la población hasta que se estableció el 29 de cada mes como un día fijo del calendario para hacer esto.
Nutrición y mitos
Desde el punto de vista nutricional y del control de peso, la ingesta de un plato de estas características - sobre todo en invierno - está rodeado de mitos, relacionados más que a nada a su potencial cantidad de calorías.

La nutricionista Cecilia Sampieri pidió no demonizar un plato de estas características y se preguntó "¿qué sería lo malo de comer ñoquis'". En diálogo con Diario Río Uruguay, dijo que "lo que pasa es que solemos asociarlo a cierto tipo de preparaciones, tanto los ñoquis como el guiso, por la manera de hacerlos con el agregado de grasas; o si le ponemos chorizo a la salsa, los hacemos con mucho aceite o lo acompañamos con mucho pan y queso", argumentó.

En esos caso, acotó, "ahí sí le vamos a sumar cosas que suman calorías". Además, puntualizó, "está el tema de las porciones: no es lo mismo comerse dos o tres platos que uno solo". Incluso, la profesional contó que "muchos pacientes que vienen, eliminan este tipo de platos antes que uno le diga algo".
Verduras
Por último, sobre la idea de sumarle verduras crudas o cocidas, Sampieri afirmó que "un objetivo que puede perseguirse con eso es lograr más saciedad sin tanto hidratos de carbono; dado que es verdad que dentro de las verduras la papa es una de las que más carbohidratos tiene".

Pero también "está la preocupación de gente diabética o que quiera tener una alimentación saludable", detalló. Subrayando que "el agregado de vegetales hace que el ingreso de ese carbohidrato que luego en sangre se da en forma de azúcar o glucosa sea más lento".

"Al producirse eso, la liberación de la insulina - hormona que mantiene los valores de azúcar en sangre - también es lenta porque cuando uno tiene picos de insulina, uno tiene hambre enseguida", remató.