Allí, “la uva respira mucho mejor en sitios con amplitud térmica, es lo que mejor le hace y no tiene esa pesadez de lo húmedo”, destacó el sommelier. Subrayando que “en los eneros de Mendoza tenés unos 25, 26 grados durante el día y unos 11 o 12 grados a la noche”.
Sin embargo, “acá en Concordia tenés 32 grados de día y lo mismo a la noche”, argumentó.
Terroir
Luego viene el factor suelo o terreno, dado que “curiosamente a la planta de la vid le gusta sufrir”, comentó Avio. Agregando que “cuánto más sufre, más baja la raíz a buscar los minerales de la tierra y cuando más se nutre, más rica es para la uva”.En efecto, en los suelos “arenosos o pantanosos no baja porque apenas baja encuentra agua y enseguida se alimenta de más agua que minerales”, aseveró.
Cepa
Otro de los elementos centrales en la calidad es la cepa. Según detalló el sommelier, en “todo el norte argentino se da muy bien el torrontés; ahora si te vas a la Patagonia, por alguna extraña razón, no vas a encontrar uno bueno: allí se da mejor la Pinot Noir y la Merlot”.En tanto, en Mendoza “la cepa por naturaleza es el Malbec” y acá en “nuestra región es el Tannat, por una suma de clima y terreno”.
Hombre
Por último, Avio citó la mano del hombre, pero advirtió que “ningún enólogo – por más crack que sea – te va a hacer un buen vino si la materia prima no es de buena calidad”.“Hoy en día se trabaja mucho en la viña, 30 años antes se trabajaba mucho en la bodega”, remató el sommelier
