“Desde comienzos del siglo XIX no existen en este continente monarquías, ni reconocemos reyes ni a nadie que quiera acaparar todo el poder en su persona. Esto, gracias a la lucha de grandes héroes, muchos de ellos argentinos. Y es por ese motivo que la promoción 2019 de la Escuela Normal ha tomado la decisión de no identifica a nadie con esos títulos, que creemos absurdos ya que sólo transmiten falsos estereotipos, egocentrismos y superficialidad”.

Fragmento del documento que los y las estudiantes de la Escuela Normal N° 15 Domingo Faustino Sarmiento elevaron a la conducción de ECU – Estudiantes Concordienses Unidos

Y así, un miércoles cualquiera, rutinario, costumbrista, te enterás de que una pequeña revolución puede estar comenzando en tu ciudad.

Dicen que los grandes cambios empiezan con pequeñas acciones, con pequeños gestos que modifican el lugar en el que más cómodos nos sentimos. Así parece que lo entendieron los y las estudiantes de sexto año de la Escuela Normal, que tomaron una decisión: romper con la herencia recibida de generaciones anteriores, herencia cargada de rituales más propios de Game of Thrones que de la realidad cotidiana de un país de Sudamérica.

Este grupo de jóvenes se animó a desafiar lo instituido, a cuestionar el molde que les vino dado, y enfrentaron los mandatos que hasta sus pares de la conducción estudiantil intentaron imponerles. A partir de este año, en la Escuela Normal no se eligen más “Reyes y Reinas”, a partir de ahora sus compañeros serán electos como “Representantes estudiantiles”.

Este cambio, que más que cambio es un desafío, implica mucho más que modificar el nombre de un concurso. Este cambio es, ante todas las cosas, el principio del fin de la reproducción de la violencia simbólica, que por ley está tipificada en Argentina y que por cultura conmina a nuestras chicas a sumirse en el mandato y el infierno de las dietas, entre otros flagelos.

Y aunque los cánones de belleza estén siendo cuestionados desde hace un tiempo, siguen siendo fuertes pautas, modelos, en los que las chicas deben encajar, ¿con qué propósito?

Y aunque quizás haya negocios en juego, aunque quizás haya intereses políticos de por medio, que la Escuela Normal sea el primer eslabón de una cadena que empieza a romperse es todo un síntoma de una sociedad que empieza a absorber las enseñanzas de la – insuficiente aún- Educación Sexual Integral en las escuelas.

Y aunque no sea la Normal la primera escuela que lo instituye, es hoy y ahora, en nuestra aldea, la oportunidad de mostrarles a nuestros hijos e hijas, que es necesario construir deconstruyendo.

No los dejemos solos. Que sea este apenas el primer eslabón, porque como dice Daenerys: “no hay que detener la rueda, hay que romperla”. -