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Según explicaron a los medios, “Integrar para Incluir” es el nombre, mientras que IpI es su sigla. Se trata de una asociación civil sin fines de lucro fundada en Concordia por “un grupo de residentes de la ciudad convencidos de que la educación y el trabajo pueden evitar que tantos niños y jóvenes sigan cayendo en la trampa de la pobreza”.

En los últimos meses, IpI comenzó a aplicar un programa educativo, llamado “Comunidades de aprendizaje”, en las escuelas primaria y secundaria vinculadas a la parroquia, pensado para situaciones en las que “las condiciones de vulnerabilidad se dan en el interior de una escuela y su entorno”.

Dicho programa se aplica con éxito en colegios de España y Argentina, pero, en especial, IpI se apoya en la experiencia del colegio Buen Consejo, en Barracas (CABA), que ya lleva dos décadas.

Hace tres años, el actual presidente de IpI, Federico Schattenhoffer, conoció el proyecto del colegio Buen Consejo y lo propuso a algunos amigos que, a su vez, lo compartieron con otros. De esta manera, se configuró un grupo de voluntarios que fundaron la asociación civil sin fines de lucro que, desde el año pasado, tiene personería jurídica y está inscripta en los organismos administrativos correspondientes.

En este 2023, IpI lanzó un sistema de padrinazgo pedagógico, que implica una contribución mensual mínima de $1000, en el que ya se registraron 173 aportantes de distintas ciudades y provincias. A través de este sistema, aspiran a alcanzar al menos a unos 400 padrinos de manera de tener uno por cada alumno de las escuelas de Lourdes. Los fondos recaudados se destinan a proveer de útiles, calzado o abrigo al niño o joven que más lo necesite.

Por otro lado, la asociación organizó una campaña de recolección de útiles, en el marco de la cual se registró un gratificante gesto: la directora de la escuela Nueva Escuela Acuarela la propuso a los alumnos del último año del secundario y coordinaron la entrega de una importante cantidad de carpetas, lápices y otros productos.

Entre las iniciativas futuras de IpI, figuran organizar una red de padrinazgos empresariales para la construcción de aulas, sanitarios y un salón; acordar alianzas con otras organizaciones, empresas u organismos públicos para la realización de pasantías, actividades deportivas o servicios médicos; garantizar el secundario completo, dar apoyo escolar y ofrecer talleres para padres y acompañamiento familiar.

El padre Daniel Petelín, que es uno de los socios fundadores, consideró que “En esta comunidad vivimos y padecemos realidades sociales para las que muchas veces no se ven salidas. Veo como muy bueno este programa porque ayuda a que cada uno pueda proyectar algo más que ir a buscar en el volquete de la basura o tratar de obtener algo sin tanto trabajo. Este programa ayuda a pensar, a elevarse, a programar, ayuda a dignificarse y no está orientado solo a los niños y adolescentes, sino también a las familias. Con este programa se ayuda a toda la red social de nuestra comunidad porque los niños ven mucho el modelo de sus padres y se preguntan para qué ir a la escuela si para buscar en la basura no se necesita estudiar. Si se ayuda a los padres a crecer, a tener proyectos y a organizar la vida de otra manera los niños también lo harán. Es algo bueno para nuestra zona y nuestra comunidad. Ciertamente, se irá viendo en la práctica cómo se va a desarrollar, pero es bueno proyectar algo grande para poder avanzar en algo. A mí me gusta soñar con cosas agrandes y saber que es posible”.