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"Segundo día de vigilia: esperando soluciones", expresaron.
Durante este viernes, en el arranque de octubre, tanto en Concordia como en Salto se volvieron a manifestar los integrantes del Grupo Puente. "Segundo día de vigilia en Salto y Concordia: en espera de soluciones", expresaron con pancartas, carteles y también en las redes sociales.
Inconcebible
En declaraciones a medios nacionales, Florencia Rodríguez, una de las integrantes del grupo, señaló que "desde el punto de vista humanitario, económico y social, todo esto es inconcebible".

"Hace un año y medio nos cortaron nuestra vida a los binacionales”, puntualizó. En efeto, el "Grupo Puente Concordia Salto” nuclea a unas 320 familias de ambas localidades que reclaman el cese del “interminable cierre de fronteras terrestres” y que se establezca un “corredor seguro” para quienes tienen su vida repartida en ambas orillas.
Historias de vida
Por su parte, Guillermina Meirelles - de 60 años, uruguaya que desde 1998 vive en Concordia - contó que "me casé con un argentino y me vine a vivir acá, pero soy escribana y, por mi profesión, iba a trabajar de lunes a viernes a Salto".
"Las ciudades funcionaron siempre de una manera fluida, igual que como un bonaerense puede ir a trabajar de manera diario a la capital”, relató. Destacando que "ahora no puedo cruzar más, porque si voy por el puente a Salto, después tengo que volver por Buquebus, que tiene un costo enorme, y no puedo ir por una semana y dejar a mi hija sola, que tiene autismo".

Como ella, muchas personas tuvieron problemas laborales o incluso perdieron el trabajo. En otros casos, el costo fue social. “Hay familias que quedaron deshechas, parejas que se cortaron. Yo, por ejemplo, ahora tengo una vértebra rota y mi mamá, que tiene 89 años y vive todavía en Salto, llora porque no puede venir a cuidarme acá. A su vez, yo en este momento no puedo hacer el viaje de 800 kilómetros que tengo pasando por Buenos Aires y Colonia en barco”, ejemplificó.

Paula Mousqués, otra vecina de Concordia, había quedado embarazada en 2020. “Pasé mi embarazo prácticamente sola, porque mi pareja trabaja en Uruguay y con la pandemia se quedó viviendo allá", narró. subrayando que "en la semana 35 le detectaron una cardiopatía congénita al bebé en mi panza, y mi pareja fue al consulado argentino para que lo dejen venir por el puente de Salto Grande para poder estar conmigo”.

Sin embargo, "no lo dejaron y tuvo que esperar una semana entera para poder viajar por Buquebus", aseveró. Ahora "estamos los tres en Concordia, pero el puente no se abre y no le quedó otra que pedir una licencia sin goce de sueldo: corre peligro su trabajo y tampoco quiere dejar de estar con su hijo", puntualizó.

"Lo peor fue que el Gobierno tuvo todas las pruebas de lo que estaba pasando y en el Consulado argentino allá no le tuvieron ningún tipo de compasión”, insistió.

Vale recordar que el gobernador Gustavo Bordet se reunió el pasado miércoles con el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y con los ministros de Interior, Wado de Pedro, y de Turismo, Matías Lammens, y comunicó que finalmente “gestionó la apertura de los pasos vecinales con Uruguay”, en sus tres pasos fronterizos: Concordia-Salto, Colón-Paysandú y Gualeguaychú-Fray Bentos.

Aún no hay fechas a la vista. “No le encontramos explicación, sinceramente”, aseguró Florencia Rodríguez, del grupo de familias que se autodenominan binacionales. “Es falta de voluntad política de los dos países, de empatía, acá están violando nuestros derechos humanos fundamentales”, denunció.

Por último, durante la semana se pudo saber que la provincia de Mendoza - que sí solicitó la apertura del “corredor seguro” en septiembre - ya pudo retomar el intercambio con Chile a través del paso fronterizo del Cristo Redentor. Y además reabrió su aeropuerto internacional.

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