Suceder a Servin, dice el cura Petelin, será un “desafío especial” para él, ingresado a los 12 años a la formación religiosa en el Seminario de Concordia, donde estuvo 7 años, y otros 7 años en el Seminario de Paraná, donde finalmente se ordenó sacerdote.

“Andrés estuvo casi 40 años trabajando en Lourdes, con una trayectoria de trabajo social, dedicado a los más carenciados, con una lucha sobre todo en la defensa y la dignidad de las personas. Ese es el desafío que tenemos ahora, seguir construyendo en el camino que él marcó”, dice Petelin.

De igual modo, los pasos los viene dando desde bastante antes. Es responsable de Cáritas en Concordia, y ahora a cargo de una nueva pastoral, encargada de la drogadicción, un problema que crece en este costado de Entre Ríos. En eso, han recogido la experiencia de los curas villeros de Buenos Aires, al amparo del sacerdote José “Pepe” Di Paola, coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencias del Episcopado argentino.

Petelin ha venido trabajando en conjunto con los curas villeros, y de ese intercambio surgió, hace un año, la creación de la pastoral de drogodependencia, y el armado de centros ambulatorios en distintas parroquias del obispado de Concordia. En marzo, además, tienen previsto abrir el primer centro de rehabilitación con internado para las personas con adicciones, en Estancia Grande.

En declaraciones a El Diario de Paraná dice que con el padre “Pepe” Di Paola se conocen “desde hace mucho tiempo. Hemos mantenido varios encuentros con él y con el resto de los curas villeros. Nuestro interés fue ir conociendo lo que hacían, cómo lo hacían y qué de todo eso podíamos traer como experiencia a la provincia, a nuestra diócesis. Así nació la pastoral de drogodependencia”.

Dice, de igual modo, que la tarea la hacen en conjunto, la Iglesia, el Estado, las entidades intermedias, todos los que tienen que ver con la temática de las adicciones. Y que en eso piensa seguir el ejemplo del cura Servin, su proyecto pastoral en Lourdes. “La idea –asevera—es continuar todo lo que ha hecho el padre Servin, que es un trabajo de muchos; yo deseo seguir ese mismo camino, continuar su proyecto, junto a muchos otros, y trabajando con todos”.

 

El legado de Servin.

Servin falleció el lunes 3 de noviembre a los 75 años, y después de muerto fue fiel a lo que hizo en toda su vida: no quisieron flores, palmas y coronas en su velatorio. Pidieron que en vez de todo eso, se donara el dinero a la parroquia para seguir sosteniendo las obras en la zona sur de Concordia, el hogar de día, la escuela y el comedor comunitario.

En 1969, apenas dos años después de haber nacido el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, Servin se incorporó a ese grupo fundacional, que había surgido siguiendo los postulados del obispo brasileño Helder Cámara. Servin dejó este mundo reclamando una mirada atenta hacia los más pobres, aunque con la esperanza puesta en la elección del cura Bergoglio como Papa.