
Lucía fue una de las miles de personas que el jueves 8 de mayo vivió con sus propios ojos y a corazón abierto, como se escribía una nueva página de la historia mundial. "La Providencia de Dios", como ella siente y describe, quiso que se encontrara en Roma, y que viera de pie en la Plaza San Pedro como el protodiácono Dominique Mamberti pronunció la fórmula en latín que anunció a Robert Prevost como nuevo Pontífice y luego el saludo de León XIV.
La hermana Lucía comenzó su viaje a Roma el 4 de mayo, con la misión de participar en la Asamblea de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG). Este evento, que reúne a religiosas de todo el mundo cada tres años, se celebró en un contexto muy especial, pues al mismo tiempo comenzaban las reuniones de los cardenales que darían paso al Conclave.
"Cuando llegamos, ya nos habían avisado que el 7 de mayo iniciaría el Conclave. Ahí nos dimos cuenta que estaríamos para las primeras fumatas, con la esperanza de estar el día de la fumata blanca", relató Lucía con un brillo de esperanza en su voz.
La Asamblea, que comenzó el 5 de mayo, se desarrolló bajo el lema "Vida Religiosa, una esperanza que transforma". Reunió a 950 religiosas de distintas congregaciones y continentes. Para Lucía, fue una "experiencia de sinodalidad, de comunión en la diversidad", algo que jamás había vivido en un evento tan significativo. "Una experiencia única de la vida religiosa del mundo, con sus diferentes carismas", comentó, resaltando el sentido de unidad y fraternidad que se vivió entre las participantes.
El día 7, al igual que muchas personas alrededor del mundo, Lucía y otras dos religiosas se dirigieron temprano a la Plaza de San Pedro, con la esperanza de ser testigos de ese momento histórico. Antes de llegar a la plaza, hicieron una pausa para rendir homenaje al Papa Francisco en su tumba, en un acto de oración y silencio.
"A las 21 hs de ese primer día, después de tres horas, pudimos ver cómo aparecía la primera fumata y era negra. Nos volvimos con mucha emoción de estar con gente de todo el mundo esperando ese momento", recordó, emocionada. Los noticieros informaron que más de 40,000 personas se encontraban en la plaza, aunque Lucía y las demás religiosas no lograron dimensionar la magnitud de la multitud.
Al día siguiente, continuaron con la Asamblea, pero la expectativa de la fumata blanca nunca dejó de estar presente. "Al mediodía, nos proyectaron la fumata negra", comentó. Sin embargo, la verdadera emoción llegó por la tarde, cuando se acercaba el tan esperado momento. "
Teníamos todo preparado para ir después de las 18, ya que se esperaba la fumata a las 19 hs", explicó. Y así fue, cerca de las 18, la fumata blanca apareció, provocando una explosión de alegría en todas las religiosas reunidas. "Todas las reunidas empezamos a cantar, dar gracias a Dios y enseguida nos fuimos a la plaza para llegar a tiempo", relató Lucía, quien no podía ocultar su emoción mientras se dirigían hacia la Plaza de San Pedro.
El camino hacia la plaza
"Fue muy impresionante ir llegando con un mar de gente que por todos lados llegaba apurados, otros corriendo hacia la plaza. Todas las edades, todos los colores, todos los credos. Todos ahí para saber quién sería el nuevo Papa", recordó.
Fue un momento de pura emoción compartida, una fiesta de fe que unió a miles de personas de distintas culturas, todos esperando conocer al nuevo pontífice. "Festejamos con la gente y nos dejamos contagiar por la alegría y el gozo de ese momento", añadió Lucía, destacando la fuerza de la comunidad global en ese instante único.
Para ella, estar presente en ese momento fue un verdadero regalo divino. "Una providencia de Dios, estar ahí", reflexionó, al recordar que su presencia en Roma no había sido planeada para este evento. "Nunca lo imaginamos, porque el encuentro estaba programado desde hacía un año", comentó, dejando claro cómo la providencia de Dios puede sorprendernos de maneras inimaginables.
Finalmente, la hermana Lucía expresó su profunda gratitud por la experiencia vivida: "Dios siempre nos sorprende y nos regala su presencia de mil maneras. Esta ha sido muy especial y mi corazón está lleno de gratitud por eso", concluyó con humildad, dejando una lección de fe y esperanza para todos.