
Al momento del crimen, Molina no estaba acompañado por otro integrante de su familia. En la casa quinta solo estaba una empleada doméstica, a la espera de un plomero que debía atender un problema de instalaciones en el lugar.
Molina ya había sido noticia en año 2013, cuando un mega operativo de la Justicia Federal y Gendarmería Nacional allanó su empresa en el marco de una investigación a fábricas acusadas de adulterar conocidas marcas de cigarrillos y de evadir impuestos dentro del territorio nacional. De aquel operativo participó un centenar de gendarmes de toda la provincia y hasta un helicóptero de la fuerza.

Las últimas novedades sobre la actividad privada de Molina señalan que había conseguido una autorización judicial para reabrir su empresa para elaborar cigarrillos de su propia marca llamada 51.