En ese marco aclaró que “en todas las denuncias de este tipo se trabaja de manera idéntica”, dado que “hay una especie de protocolo que seguimos”, en donde “empezamos siempre por lo familiar”, para determinar “si esa persona se ausentó por voluntad propia o hay alguna especie de criminalidad en esa ausencia”.
Allí subrayó que, "una vez que se determina que no hay criminalidad en la ausencia, como en este caso en particular, la causa termina para la fiscalía”, remarcó la fiscal Rivoira.
No obstante, valoró que “muchas veces también se derivan al fuero de familia, porque en el caso de menores, se trata de saber qué pasa, qué es lo que ocurre en esa familia", porque esa acción de fuga, a veces "lo que hace es vislumbrar un delito más profundo”.
Caso puntual
En el caso preciso de José Romero, la fiscal explicó que “yo pude hablar con él y pude verlo, se lo veía físicamente muy bien”, por lo que “razón o motivo para que se continúe una investigación penal no hay”. Es por eso que “en esta causa, al igual que en todas las localizaciones de personas que son halladas, cuando no hay sospecha de criminalidad, las causas son dejadas de lado”.
Además, consideró que “este caso tomó mucha repercusión y tuvo mucho estrépito en la ciudad, pero todas las semanas se reciben este tipo de denuncias en la fiscalía”, por lo que “siempre se está trabajando sobre eso” y, hasta el momento, “todas las personas han sido halladas”.
Por último, la fiscal manifestó que “al haberse ausentado tanto tiempo se entiende que tendrá sus razones y motivos, que son absolutamente personales y por supuesto que siempre van a ser entendibles, pero no son penalmente reprochables, dado que se ausenta por voluntad propia”.
