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Cabe recordar que el pasado 23 de septiembre del 2020 Claudia Bertoldi, de 45 años y mamá de 3 hijos, asistió al consultorio de los kienesiólogos Federico Girardo y Soledad Mitre a practicarse un tratamiento de estética que consiste en colocar gas carbónico debajo de la piel para eliminar marcas, estrías y grasa localizada, pero murió en el lugar. Posteriormente, según evidenció la autopsia, la muerte de la mujer fue consecuencia de un shock cardiogénico provocado por una embolia gaseosa que significa que le inyectaron gas en el ventrículo derecho del corazón. En noviembre, la justicia imputó a Mitre por el delito de "homicidio culposo o imprudente por mala praxis". Pasaron seis meses del fatal episodio y su familia exige que la causa sea elevada a juicio. "El fiscal Martín Nuñez nos dijo que sería en diciembre, estamos a marzo y seguimos esperando", dijo su hermano, Alberto Bertoldi, a Diario Junio. "Encima, (los implicados) siguen trabajando y promocionando su centro de estética como si nada", acotó.

Poco más de un mes del hecho, coordinador general del Ministerio de Salud, Germán Coronel, afirmó que el centro de kinesiología donde se practicó la estética "no estaba autorizado por ese ministerio". Tras ello, y con las pruebas forenses ya presentadas, el Juez de Garantías Francisco Ledesma, imputó a Mitre por el delito de "homicidio culposo o imprudente por mala praxis", lo que motivó al fiscal Nuñez a decir en este mismo medio que "la causa podía ser elevada a juicio antes de fin de año".

"En aquel momento Nuñez dijo que había una amplia e importante recolección de pruebas y que ya estaba todo listo para avanzar. Por lo que no entendemos porqué todavía no se elevó a juicio ni qué lo impide", explicó el hermano de la víctima. "Ya pasaron 6 meses y estamos muy preocupados, no podemos ni queremos seguir esperando. El fiscal nos dijo primero que iba a ser en diciembre, después al final de enero, cuando termine la feria, finalizó esta y seguimos igual".

En cuanto a las pruebas recabadas, Bertoldi recordó las palabras del coordinador general del Ministerio de Salud respecto a la inhabilitación de los kinesiologos para llevar adelante ese tratamiento y sumó que tampoco tenían una emergencia preparada para casos como los de Claudia. "Los kienesiólogos no estaban autorizados particularmente para ese tratamiento. En la autopsia que le hicieron en Paraná dijeron que le inyectaron gas en las venas y eso provocó que le explotara el corazón. Es evidente entonces que no estaban preparados. No fue un error, fue una mala praxis y podría haber sido cualquier otra persona".

Asimismo, Alberto Bertoldi advirtió que los kienesiólogos cambiaron de dirección la estética y siguen trabajando con normalidad. "Necesitamos que se actúe con rapidez porque queremos justicia por nuestra hermana y para que no haya otra Claudia. Mínimamente ellos no deberían poder volver a ejercer", concluyó.

Diario Río Uruguay consultó sobre el caso al fiscal Martin Nuñez quien señaló que todavía "está pendiente la pericia por mala Praxis en el Departamento Médico Forense".
La Familia
Guillermo White es el esposo de Claudia y quien tuvo que explicarles a sus tres hijos de 5, 13 y 21 años que su mamá murió en un centro de estética. "No fue un accidente de tránsito, no estaba enferma ni tuvo un ACV fulminante. Murió por la impericia de dos personas que le pusieron una inyección con gas en el corazón. Y lo que más me enoja es que no se hacen cargo de nada", sentenció.

"Mi esposa gozaba de una salud espléndida, 46 años y nunca tuvo un problema. Contarles a mis hijos el motivo por el que falleció fue muy difícil y lo sigue siendo. Esto es un día a día y uno va transitando como puede, sobre todo por los más chicos. Cada uno lo va digiriendo de a poco y seguimos viviendo como podemos", explayó. "Yo Sigo sin entender qué pasó, cómo se pusieron a hacer cosas que no sabían, cómo pusieron en juego la vida de alguien y mucho menos entiendo cómo no pueden asumir su responsabilidad".
En el mismo contexto, White sostuvo que se había mantenido sereno hasta el momento porque no había visto a Mitre y Girardo en ningún lado, "pero ahora pasan todo el tiempo por mi casa, corriendo como si nada. Mi hijo de 13 años, que ya entiende todo, también los ve y es terrible contenerlo porque sabe todo. Yo siento que no les importa nada. Pasan por acá haciendo deporte y nunca pararon a pedir perdón", finalizó.
Fuente: Diario Junio.