
Tres dotaciones trabajaron en el lugar, donde en un principio parecía estar controlado pero el viento empezó a jugar un papel importante reiniciando las llamas nuevamente y a hacer aún más complejo el trabajo de los bomberos que demandó más de cinco horas de intensa labor.
Más de sesenta hectáreas fueron consumidas por las llamas y la mayor preocupación radicaba en las viviendas cercanas para donde podía extenderse el fuego, que finalmente logró ser controlado.