Diario Río Uruguay tuvo la oportunidad de dialogar con la protagonista de una terrorífica historia de violencia de género. Por razones personales, la mujer, pidió no revelar su identidad pero decidió compartir su historia con el fin de que otras mujeres “no vuelven a pasar la tortura que yo y mi madre debimos pasar tiempo atrás”.

Nuestra protagonista tenía apenas 12 años de edad cuando vivió uno de los golpes más fuerte de su vida; en la actualidad tiene 47 pero aún puede cristalizarse en sus ojos el sufrimiento que comienza narrando así: “Mi mamá tenía 36 años cuando él la mató. Se la había robado a mi abuela, se la llevó y ella volvió a ver a mi madre recién cuando estaba embarazada de mi hermano y ya tenía a mi hermana mayor. No te puedo explicar lo que tuvo que pasar mi mamá y yo vi todo, absolutamente todo lo que él le hacía”.

“Él la humilló de todas las formas, la golpeo tanto que ya perdí la cuenta. Hasta que finalmente fuimos a la comisaría y de ahí en más mi mamá lo denunció muchas veces. Pero si ahora no te dan bolilla imagínate en ese tiempo. Además ante cada denuncia, la violencia se intensificaba, a veces nos íbamos pero la buscaba hasta encontrarla y hacia tanto lio que debíamos volver”, continuó narrando la víctima.

Como suele pasar en estos casos, la mujer contó que “todo el mundo decía “y bueno algo le habrá hecho, porque este hombre es re buena persona”. Solo que nadie sabía el monstruo que era adentro de la casa y de lo que era capaz”.

En la madrugada del 11 de noviembre de 1979, “la encerró en el ropero y luego la mató. Mi mamá era mi vida y no te imaginas lo que sufrí y por lo que tuve que pasar”. A causa de este hecho, “él fue a la cárcel, pero estuvo preso solo tres meses y podes creer que el señor no perdió ni siquiera su trabajo, porque era camionero de una empresa muy importante de la ciudad que hoy ya no existe, pero sus patrones lo esperaron y hasta le pusieron al hijo del dueño que es abogado, para que lo defienda”.

Tiempo después, más precisamente dos años más tarde, “el intentó matarme a mí, yo para entonces tenía 14 años y me quería ver muerta al igual que a mi madre. Afortunadamente no lo logró y a los 16, mi actual pareja, me sacó de esa casa”, relató la concordiense.

Por estos días, nuestra protagonista tiene 47 años y hace 34 años vive junto aquel hombre que la sacó del horror y formó con ella una hermosa familia integrada por cinco hijos y ya tres nietos. “No me costó confiar en un hombre y empezar una relación porque por medio de él conocí lo que era el amor, el cariño, la confianza, el compañerismo y que el hombre le levanta la mano a una mujer solo para acariciarla”.

Para finalizar, aquella mujer secó sus lágrimas y con la fortaleza que la caracteriza sostuvo: “El monstruo ya murió pero yo sigo extrañando a mi mamá y cada día es más fuerte, además hoy por hoy tengo muchos problemas de salud consecuencia de esos años de sufrimiento y angustia. Pero tengo mi recompensa por estos días y es la hermosa familia que hemos logrado construir con mi compañero”.   

Las estadísticas revelan que este año, de enero a mayo, se realizaron 1032 denuncias por violencia familiar o de género en los dos Juzgados de Familia existentes en Concordia. En promedio, unas 206 denuncias mensuales, lo que proyecta un número cercano a los 2500 casos anuales. Nuestra protagonista es una de las tantas que vivió la “Crónica de una muerte anunciada” y nadie la ayudó.