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La histórica formación de Wanderer’s
CRÉDITO: Fútbol para Todos Concordia
Las luces del tren de pasajeros del Ferrocarril Urquiza, que durante más de un siglo unió la Mesopotamia con Buenos Aires, pasaron por última vez por la Estación Central de Concordia un 11 de marzo de 1993 a las 2:03 AM, marcando así el fin de un servicio que dio vida no solo a la ciudad sino a innumerables pueblos y sus respectivos habitantes en todo el territorio nacional.

También en 1993, pero dos meses más tarde, el fútbol concordiense asistió a lo que sería el final de otro sueño ciudadano: Wanderer’s quedaba a cuatro partidos de meterse por primera vez en el Nacional B. La eliminación a manos de San Martín de Catamarca en una rebosante cancha de Libertad por los cuartos de final del viejo Torneo del Interior no impidió reconocer el valor de la gesta bohemia en ese certamen, el mejor que ha tenido un club de Concordia a lo largo de toda su historia.

Conducidos técnicamente por Mario Burruchaga, Wanderer’s realizó una campaña plagada hitos al eliminar a importantes equipos de la provincia y meterse entre los ocho mejores del noroeste argentino en busca de un boleto a la segunda categoría del fútbol nacional. Con un plantel integrado casi en su totalidad por jugadores concordienses, sufrieron agresiones a lo largo del certamen jugando de visitante y mostraron una gran hidalguía de local, sin replicar hechos violentos (jugadores y público, justo es decirlo) y sufrieron con la inundación que anegó gran parte de la cancha del club Libertad en la recta final del torneo.

El inicio del recorrido del tren bohemio en la Región Litoral 1 se dio con derrota ante Gimnasia y Esgrima de Concepción del Uruguay por 1-0 el 15 de noviembre de 1992. Una semana más tarde, los concordienses dieron vuelta la llave al vencer 2-0 con goles de Rubén “Pato” Zubillaga y Claudio “Manco” Godoy ante la presencia de 1700 personas en el estadio del parque Mitre, lo que les permitió acceder a la fase de ganadores y jugar ante Social y Deportivo Federación.

Siete días después y nuevamente en Concordia, Wanderer’s venció por la mínima al representante de la ciudad termal con el solitario gol de penal convertido por Carlos “Pichina” Cardozo pero en la revancha perdió por el mismo marcador y cayó en los penales. El encuentro fue dominado ampliamente por los concordienses, que no pudieron concretar las más de diez jugadas de gol que generaron en los 120 minutos de juego. La caída obligó al bohemio a emparejarse en ronda de perdedores nuevamente contra Gimnasia de Concepción del Uruguay. El conjunto de “La histórica”, que tenía una gran delantera compuesta por Héctor Alba y el “Nono” Jorge Díaz, poco pudo hacer. Los dirigidos por Burruchaga se trajeron un empate a uno de visitante (gol de Sergio Barrios, un volante multiuso de gran técnica, pegada y panorama y el único jugador “extranjero” del plantel, oriundo de Paraná) y lo remataron en casa con un inapelable 3-0, con un gol de Julio Romero y dos de Ramón “Pomelo” Quiroz.

Ya en 1993 y en las semifinales de la ronda final llegó el turno de enfrentar a otro grande de la provincia: Patronato de la Juventud Católica de Paraná. Fue triunfo para los de Concordia en enero de ese año, con dos goles de su artillero, Claudio “Manco” Godoy, en un encuentro en el cual la diferencia se justificó por lo hecho en el segundo tiempo debido al buen trabajo de todas sus líneas.

La revancha a la semana siguiente, en el Presbítero Grella, fue un espectáculo bochornoso por parte de los capitalinos: los siete colectivos que llevaron a la hinchada de Wanderer’s fueron apedreados, al igual que los hinchas en las tribunas, quienes además de soportar estoicamente el mal recibimiento del local, tuvieron que sufrir el hostigamiento policial puesto que los efectivos arrojaron gases a la tribuna visitante.

En el plano futbolístico, el bohemio supo cortar todos los circuitos de juego de Patronato, con una gran actuación de su arquero, Héctor “Pinky” Izaguirre y un andamiaje colectivo que anuló toda intención del local, que contó con jugadores de la talla de Cristian Pontti y un joven Víctor “Carucha” Muller. El 0 a 0 depositó a los de Burruchaga en la final de Entre Ríos ante otro rival conocido y con un pagaré por cobrar.

Social y Deportivo Federación recibió a Wanderer’s el 24 de enero en un encuentro donde otra vez primó el mal accionar de hinchas y policía local. Los agentes del orden, luego del 1 a 1 final (obra del “Manco” Godoy, de penal) intentaron amedrentar a la parcialidad visitante y los propios hinchas locales generaron disturbios en las zonas aledañas al estadio al romper vidrieras, agredir a la policía y hasta dañaron el auto del intendente de Concordia, Jorge Busti, quien vivió el encuentro en la cancha.

Una semana después en Concordia, sin ningún tipo de violencia para con la visita, Wanderer’s arrollo a su rival con un inobjetable 6 a 1. Los 5000 hinchas que colmaron las tribunas de la cancha de Libertad asistieron a una fiesta bohemia cargada de fútbol y goles. Tres de Julio Romero, dos del “Manco” Godoy y el restante de Barrios fueron gritados por toda una ciudad que vivió a flor de piel la coronación de un equipo local como el mejor de la provincia.

Febrero de 1993 sirvió para que se armaran los cuadros de las diferentes zonas del país y que Wanderer’s conociera a sus futuros rivales. Cuando el bolillero terminó de girar, los concordienses conocieron nombre y fecha del enfrentamiento con su rival en las semifinales de la sub zona A de la Ronda Final de la Región Litoral: Arroyo Seco Athletic Club. Finalmente, el 28 de febrero fueron derrotados por 1 a 0 en su visita Santa Fe aunque en el seno del plantel quedó la impresión de que era una llave ganable.

Una semana más tarde, con dos bajas sensibles como su goleador Godoy y su emblema en el mediocampo, Diego “Tata” Rivarola, y con Julio Romero, Mario Sánchez y Jorge “Polaco” Ritter en baja forma física, Wanderer´s tuvo que sufrir ante una multitud para ganar por 1-0. El gol, marcado de penal por “Pomelo” Quiroz, llevó el juego al alargue donde descolló un joven Gustavo “Cuchu” Legarreta con su fútbol irreverente, quien inquietó a toda la defensa visitante además de haber sido el encargado de marcar el último penal de la serie con que Wanderer’s liquidó el pleito por 5-4.

En la final por meterse entre los 8 mejores del Zonal Noroeste en busca de un cupo al antiguo Nacional B esperaba un viejo conocido: Patronato. Otra vez los capitalinos visitaron la cancha de Libertad, de la cual se llevaron una nueva derrota el 14 de marzo. “Manco” Godoy y Julio Romero pusieron a Wanderer´s con un pie y medio entre los mejores del país, lo que sucedió siete días más tarde en la capital provincial. Si bien fue derrota por 2 a 1 (gol de Sergio Barrios) el conjunto bohemio sacó pasaje hacia la historia al llevar a un equipo concordiense tan cerca de la segunda categoría del fútbol argentino como ningún otro lo había conseguido antes.

Si el tren de pasajeros llegó a su fin en Concordia allá por marzo del 93, las ilusiones de Wanderer’s cayeron a mediados de mayo. El verdugo fue San Martín de Catamarca, que le asestó un 3 a 0 como local y condicionó la vuelta. Con una cancha que sufrió los embates de una nueva inundación hasta días antes del partido, Wanderer’s afrontó la revancha sin su goleador, el “Manco” Godoy, suspendido; con Mario Sánchez operado de su rodilla izquierda y sin Maxi Díaz y “Pichanga” Acosta, quienes se fueron al General Paz Junior de Córdoba.

El juego comenzó con gol de Barrios y todo indicaba que sería una tarde de gloria hasta que en un tumulto el juez expulsó al paranaense. Descompensado y con un jugador menos, Wanderer’s siguió yendo a buscar el resultado pero los catamarqueños jugaron con la desesperación local y remataron la serie con un Figueroa intratable, autor de tres goles para el triunfo del Santo por 4-2. Los aplausos de todos los presentes reconociendo al rival pero también a todo el plantel bohemio por tan enorme campaña, fueron el punto final de la aventura concordiense en ese inolvidable Torneo del Interior.

La sensación que quedó flotando en el ambiente fue muy parecida a la que se vivió dos meses antes en la estación central cuando partió la última formación ferroviaria de pasajeros desde Concordia. Como consignó en su edición de entonces el diario El Heraldo, “su paso, según comentaron algunos sentimentales, fue algo triste, con el sabor de una derrota injusta.”