La detención de los cuatro ambientalistas se produjo en la madrugada del 3 de agosto, en la ruta 015 de Concordia, cuando Bernardo Zalisñak, de 66 años, fue detenido junto a Horacio Miguel De Carli, Facundo Scattone y Francisco Larocca, y este último debió ser hospitalizado por los golpes recibidos.
La denuncia, se presentó este jueves y “es contra el personal de gendarmería afectado a la Jurisdicción de Concordia, quienes eventualmente hubieran cometido diversos delitos, la mayoría de ellos filmados”.
Se advierte que la misma “será ampliada” en la medida en que se halle “material probatorio, y se vaya individualizando e identificando a cada autor y partícipe”.
En otro tramo, se brindan detalles acerca de “una serie de hechos presuntamente delictivos por parte del personal de la Gendarmería Nacional afectado a la ciudad de Concordia”.
“Puede verse que no hubo corte de ruta y que los camiones estaban perfectamente organizados para ubicarse juntos y en hilera al costado de la ruta. También se ve que no tienen los precintos reglamentarios de seguridad colocados por la aduana de Campana, las cuerdas de seguridad se ven flojas y además se pueden ver con precisión en las fotografías y videos aportados. Los camioneros también nos explican que en realidad no deberían circular en esas condiciones porque es ilegal y peligroso. Nos ubicamos en frente al camión delante su paso tal cual se acordó con los camioneros. Y continuamos con los carteles en alza y reparto esporádico de folletos para los conductores de los vehículos que circulaban normalmente en ambas direcciones”, se agrega.
“En este caso al no haber corte, y el impedimento de circular de los camiones estaba previamente acordado con lo camioneros, entendemos estábamos sobradamente dentro del marco de la ley para realizar la protesta con contenido social. Los camioneros en cumplimiento de su deber laboral, informaron a su empleador de la situación”, se lee en la denuncia.
“Poco después dos asambleístas redactan un escrito que contiene una denuncia informando la falta de precintos de los camiones para que impidan su circulación por parte de la gendarmería Nacional e intentan presentar en Av. Robinson de Concordia”, se señala.
Tras brindar detalles de lo sucedido, se lee en la denuncia: “Luego, claramente aprovecharon su decisión supuestamente ‘legal’ de moverlos por la fuerza, para de paso agredir con bastones y borceguíes, golpear, y abusar sexualmente una manifestante de profesión docente. El abuso sexual duró 60 segundos, más o menos el total de la acción por la fuerza, delante de todos los gendarmes y de los demás integrantes de la asamblea. Circunstancias que deben ser tenidas en cuenta como agravantes. Todos los presuntos delitos cometidos incluido el abuso sexual no sólo no fueron evitados por los gendarmes intervinientes sino que además todos estaban ocupados de evitar que los asambleístas se puedan defender entre sí, por tanto existiría una participación necesaria de todos gendarmes intervinientes en los hechos acontecidos, a los efectos de la imputación pertinente”.
“La denuncia de este abuso sexual fue realizada por la afectada en el Comisaría 5º de Concordia el 3 de agosto de 2014”.
En cuanto a la detención, la denuncia dice que “la supuesta orden del Juzgado Federal era una instrucción telefónica, y ordenaba despejar la ruta, no la banquina” y asegura que no se les leyeron los derechos a los detenidos.
En otro párrafo se cuestiona el estado de incomunicación de los detenidos, se critica “los golpes” que recibieron los manifestantes, uno de los cuales debió ser hospitalizado.
Luego se relata lo que sucedió en la sede del Escuadrón de Gendarmería, donde se alojó a los detenidos: “Todo allí ocurrió más o menos de forma normal hasta el otro día, aunque con algunos maltratos menores. A la mañana pretendían que firmemos un papel que al menos en mi caso no me dejaban leer, por lo cual me negué a firmar, porque además estaba incomunicado y sin poder hablar con ningún abogado. En otro momento también pretendían que firme un formulario donde se autorizaba a Gendarmería a recabar mis datos, a lo cual también me negué por no contar con abogado y estar completamente incomunicado”.
“Más tarde me llevan a otra habitación donde estaba otro gendarme que pretendía mi firma. Allí ese mismo gendarme que me había llevado comienza a golpear exigiendo que firme el papel que pretendía, gritando y golpeándome en el cuerpo y pateando con los borceguíes mi tobillo izquierdo. Como mantuve la postura de no firmar, me amenazaron un instrumento de alta tensión (picana), activándola mostrando las chispas eléctricas”, cuenta Zalisñak en la denuncia.
“Ante esta situación, los desafío a que lo intenten, ante lo cual renuncian a continuar la tortura. La incomunicación siempre fue extrema, se ponía del televisor a gran volumen, se ponía las esposas ajustadas lo cual es un tormento con el pasar de las horas. Las patadas en los tobillos dejaron marca y fueron constatadas en el Juzgado de Concepción de Uruguay”, agrega.
Fuente: Página Judicial