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El artículo fue titulado “Mi hijo el programador. Salida laboral, sueldos altos y una apuesta a futuro” y destaca que, durante la pandemia, se lanzaron varios cursos organizados por instituciones, empresas y hasta el propio Gobierno, donde se apunta a una rápida formación como programador para salir a un mercado que ofrece empleo y buenos sueldos.

También se subraya que “la respuesta fue abrumadora” para este tipo de convocatorias y que uno de las primeras experiencias “fue el programa piloto Concordia Programa, una certificación gratuita para que jóvenes de entre 18 y 35 años puedan convertirse en programadores en 5 meses. Organizado por la Municipalidad de Concordia, la empresa de software de gestión Finnegans y la Cámara de la Industria Argentina del Software (Cessi), tenía un cupo de 150 personas para arrancar con las clases virtuales el 10 de agosto, y se anotaron 1200.”

En ese marco se señala que “una de las recibidas fue Carla Joannás, de 25 años, que está cerca de convertirse en ingeniera industrial en la UTN -Facultad Regional Concordia”, quien en declaraciones al mismo diario La Nación reconoció que, "sinceramente, yo estaba muy lejos de la programación. No me gustaba y no la entendía, pero vi el curso en la página de la municipalidad y me anoté. Por la pandemia tenía más tiempo disponible porque no tenía que viajar a la facultad", contó. Luego de eso entró a trabajar a Finnegans Concordia en enero junto a otras 14 personas. "Es mi primer trabajo. No me imaginaba en el mundo del software, pero lo veo relacionado a lo que estudié. Al ser mi carrera muy amplia está bueno especializarse. Mi idea es sumar mis conocimientos de marketing para crear programas si veo una necesidad en los clientes", agregó.

La misma nota también señala que en octubre, en tanto, el Ministerio de Desarrollo Productivo lanzó Argentina Programa, una iniciativa hermana a la de la Cessi para que jóvenes de 18 años en adelante incorporen los fundamentos básicos para aprender a programar.

Fuentes de la cartera a cargo de Matías Kulfas informaron que solo mandaron mails a unas 10.000 personas y se terminaron preinscribiendo 157.000 en 4 días, de las cuales 65.001 avanzaron y aprobaron un examen de selección. Luego, se les asignó cupo para la primera cohorte de dos meses a 4000 jóvenes y se certificaron 1403. Según adelantaron, estaba previsto realizar nuevos grupos para darle respuesta a la totalidad de los inscriptos y también seguir con un segundo y tercer ciclo con contenidos específicos según los perfiles requeridos por el sector productivo.

Otro éxito fue el programa de dos años llamado desarrollador tech certificado (certified tech developer) de Digital House, junto con Mercado Libre y Globant, diseñado para que personas sin conocimientos previos y con estudios secundarios completos logren una rápida inserción laboral en la industria tecnológica.

En diciembre pasado, anunciaron que iban a entregar 1500 becas por el 95% del total del costo del programa durante 2021 para estudiantes de la Argentina, Colombia y Brasil. Solo en 5 días pasaron los 50.000 inscriptos en la región.

"Claramente con el inicio de la pandemia aumentó notablemente el interés de las personas de todo el país por capacitarse y desarrollar sus habilidades digitales. Es por ello que disponibilizamos nuestros cursos a distancia en todo el territorio e incluso los expandimos por países de Latinoamérica como México, Chile, Uruguay, Perú y Colombia, entre otros", explicó Eduardo Bruchou, country manager de Digital House Argentina.
Qué más se podría hacer desde el Estado
Durante años la industria se quejó por la falta de conocimiento y difusión de las carreras IT. Repetían que los jóvenes desconocían estas opciones o las veían muy alejadas, entonces a la hora de decidirse elegían opciones tradicionales. Pero el 2020 demostró que el dique se rompió y había que ver cómo acompañar y encauzar la demanda.

Mateo Salvatto, fundador de Asteroid y Háblalo App, planteó que "hay una necesidad de fomento de la economía del conocimiento". Y evaluó: "Para el sector público es un activo estratégico y hay que invertir en eso. Lo principal es la educación: la formación de los más chiquitos y el reskilling. El problema más grande es no ver ese activo que supone una movilidad social ascendente, inserción en el mundo y exportaciones. Crecen todos los sectores con la economía del conocimiento: el agro, el sector automotriz, la industria pesada, etcétera".

Por su parte, Luis Galeazzi, director ejecutivo de la entidad conformada por empresas prestadoras de servicios basados en el conocimiento, Argencon, puntualizó que desde el Estado podrían hacerse dos cosas: invertir más en capacitación en el idioma inglés y articular un programa de becas para tapar los agujeros de las carreras. "Hay que progresar en habilidades sofisticadas. Usar las becas de la forma más extensiva e inteligente", apuntó.

Por último, Martin Borchardt, uno de los cofundadores de Henry, opinó que para que la industria crezca hay que darle incentivos económicos. Por ejemplo, se tendría que permitir a las empresas chicas de software que facturen hasta US$500.000 al año o a los profesionales independientes liquidar las exportaciones a un tipo de cambio real como el dólar MEP.

"La industria del conocimiento son personas, cerebros. Si el país no genera incentivos se van con su computadora y trabajan en otro país. Tenés que atender a este sector para que no se vaya y genere divisas para el futuro", señaló.
La industria del conocimiento son personas, cerebros. Si el país no genera incentivos se van con su computadora y trabajan en otro país.
La pelea por los recursos más senior
Desde la Cessi, advierten que la demanda de recursos desde el exterior impacta, sobre todo, en la punta de la pirámide, en los perfiles de mayor seniority. Es decir, que actualmente en el país se estarían cubriendo los puestos de la base de la pirámide (juniors), pero las empresas tienen una gran dificultad para ocupar aquellos que necesitan de recursos más preparados.

"El tema del empleo fue siempre un problema porque faltaban entre 5000 y 10.000 personas para los puestos. Es muy común que venga una empresa y te robe un recurso. Incluso entre las compañías de la cámara nos recriminamos si la competencia se lleva a alguien. Hay un tema de cantidad. Si la Argentina no genera más talento, no tiene sentido que vengan más empresas porque disputás recursos", expresó Sergio Candelo, presidente de la Cessi.

"Como falta talento, hay inversión en trainee juniors. Vos los capacitás y otra empresa se los lleva. También hubo grandes compañías como Facebook y Amazon que vinieron al país a entrevistar gente para llevarse a España. La gente que se llevaron era poca, pero si venía Amazon a Bahía Blanca sí iba a haber impacto", ejemplificó.

"El desafío como país es tomar a esas millones de personas que no tienen un buen trabajo, tienen un empleo informal o profesiones que no tienen una buena remuneración e introducirlos en el sector. Sería la materia prima para hacer un país de otro nivel. Es empleo formal bien remunerado. El salario bruto promedio del sector es un 40% más alto que el promedio del sector privado y el sueldo con el que empezás a trabajar supera la canasta básica familiar", aseveró.
Más mujeres
Otro problema histórico del sector es la falta de mujeres o las pocas que hay en relación con los hombres, una situación que, sin embargo, mejora con los años.

Y la pandemia también habría impactado positivamente en esta brecha: la organización Chicas en Tecnología informó que en sus programas e iniciativas participaron 1000 jóvenes más que en 2019. Pudieron llegar a nuevas ciudades y países con propuestas gratuitas de tecnología con impacto social. Desde 2015, más de 8000 chicas participaron de los programas e iniciativas de la organización.

De acuerdo con los relevamientos de la Cessi, en 2018, las mujeres representaban un 26% de la fuerza laboral total, mientras que, en 2020, ese número llegó al 30%. La meta es trepar al 40% en 2024.